EL DOCUMENTO QUE NO VERE,POBREZA, CINE, TARDE CON LLUVIA EN CIUDAD…

EL DOCUMENTO QUE NO VERE,POBREZA, CINE, TARDE CON LLUVIA EN CIUDAD…








Trepado en el autobús del transporte público, decido darle un vistazo a mi acta de nacimiento, o de nación como decía mi abuela. En este papel se estampan los datos de cuando yo pasé a ser alguno de tantos en este mar de gentes que deambulan como si estuviesen perdidos. De momento me surge la idea de que el papel siguiente, el que me espera será sin duda ese que diga que fallecí , porque fallecí, y para qué fallecí.

Es entonces que comprendo que la vida de una persona no vale menos que un cacahuate. Ya me imagino al profesional de la medicina decirle a mis compungidos que se me presentó un cuadro de la tal y tal. Lo cierto será que a este no le importará que yo haya pasado por aquí. Ni me conoció y yo tampoco tuve el gusto.

Más adelante en medio de la velocidad que le imprime el naco al autobús descubro a doce personas. Todas ellas indígenas. Llevan en sus rostros las señas del hambre. Un anciano con sombrero de paja y huaraches mira como los árboles se desplazan . Las mujeres son jóvenes no pasan de veinte años. En sus espaldas llevan atados a sus niños que van dormidos , inocentes de lo que les espera. A un lado de mí viaja un infante de cuatro años, seguramente es retoño de alguna de ellas. El niño viste en harapos al igual que los once, tienen sus piecitos las rastros de la pobreza, de entre sus huaraches viejos, enlodados asoman sus dedos, de tierra.

Es la verdad de México, el hambre se asoma en tanto los demás felices, tragan y tragan, muestran en sus rostros una alegría que hasta cierto momento descubres hipócrita.

Después sube un hombre de 25 con su hija. La lleva de la manita también de cuatro años. La niña tiene un abrigo azul, va peinada. Sus manos están limpias. El papá saca su teléfono y habla quien sabe con quién. La niña mira de reojo al indígena chiquillo. Son dos chicos, pero sus vidas son diferentes.

El sueño hizo presa de mí, deben de ser pasadas de la una.

Me dicen que si subo por esa escalera eléctrica llegaré a la entrada de un cine. Así lo hago. La gente camina dirigida, están dispuestos a ver un cine que les deja igual que cuando entraron, sólo que con menos dinero. Bajo la escalera y un grupo de mujeres sentadas me miran no sé pá qué…

Estoy en una zona que se conoce como Tacuba en la ciudad de México Solo que el tiempo es de muy atrás. 1942 para ser exacto. Un hombre nos platica como le quita las ruedas a un camión. En este medio ambiente acaba de llover. Es de tarde. El señor nos dice que subámos a su troca que ahora anda con tres ruedas. Le digo que no. En la mano derecha llevó un balero. Miró como se le van cayendo los balines… El señor que es un individuo gordo nos apuesta que llegará más rápido que nosotros a la zona cultural.
En una avenida larga miro como la gente se baja de un colectivo. Un individuo de cachucha les amenaza y les obliga a que bajen. En el interior llenan un radio encendido. Puedo escuchar a Percy Faih………


Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetiera.
Nec spe, nec metu
Estados Unidos Mexicanos.
18 de diciembre de 2011.

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