Arrojando humo,la fría encuerada en el ciber espacio,mi papá me muestra unas oraciones que le manda Eduardo,mujer de pezones erectos,limites de los estados,mujer y niña vestidas de amarillo cantan ópera,mujer en un camión cantando conmigo,niña vestida de rojo es llevada a una iglesia, microbús con pasajeros que bailan,volando y mirando ventanas,arbustos,cazo de cobre para asara pollos,guitarra de mil quinientos.

Arrojando humo,la fría encuerada en el ciber espacio,mi papá me muestra unas oraciones que le manda Eduardo,mujer de pezones erectos,limites de los estados,mujer y niña vestidas de amarillo cantan ópera,mujer en un camión cantando conmigo,niña vestida de rojo es llevada a una iglesia, microbús con pasajeros que bailan,volando y mirando ventanas,arbustos,cazo de cobre para asara pollos,guitarra de mil quinientos.





























Sin tener cigarrilo de por medio arrojo volutas de humo.

Y no son una o dos, es humo constante que sale por mi boca.

Paso a lo siguiente:

Le digo a la fría que están buenas las fotos que se tomó encuerada.

Ella las mira y me dice que solo las mujeres disolutas enseñan las nalgas a todo público.

Si eso decías fría pero el caso es que alguien te subió al ciber espacio y ahora todos te conocen las anginas y la tenencia y eso sí ya la pagaste.


La fría aparece en múltiples fotografías enseñando las nalgas como les dije.

Lleva un trajecito de color rojo carmesí como el que usaban las putas francesas en los años cuarenta.

La fría no se enoja y mucho menos se molesta al verse a todo color.

Mi papá me muestra unas oraciones en tonos rosas.

Esta que estoy leyéndo es el Ave María.

Se acerca mi abuela y me dice que esas oraciones ya las tiene y que me las va a mandar por wath sapp.

Eduardo se va a ir a Roma me dice mi padre.

Y eso?

Es que a hora será cura.

Pués sabe mucho de cuestiones teologales entonces que aproveche sus dotes.

Hay una multitud. En medio de esta hay una mujer que parece húngara. Es una mujer de una gran belleza. El pelo lo tiene negro, es de tez blanca y labios rojos rojos.


La mujer se agarra a un poste. Los hombre se le lanzan como perros cuando huelen carne.

Ninguno ha podido tocarle ni una uña.

Al verme la húngara se le alegra el corazón y los ojos. La puedo ver.

Como sea me acerco quitándo cabrones a mi paso. Los empujo, me meto entre esta multitud.

Al estar junto a la mujer le meto la mano en la blusa y le saco un seno. Todos los pendejos se admiran. Yo soy el único que la puedo tocar. Después le acaricio el pezón derecho y posteriormente el pezón izquierdo.

Todos me miran con asombro¡

Sin empacho alguno comienzo a libarle los dos pechos. La multitud aplaude. Ese logro pocos lo tienen.

Me dice el michoacano que se cayó una enorme antena¡

Y que con eso?

Que la antena cayó la mayor parte en Michoacán.Entonces necesito que me ayudes a arrastrarla hasta acá para evitar acciones legarles con el Estado de México.

Me muestra en este terreno cuales son los límites.

Y ahí estamos los dos arrastrándo la antena hasta que queda dentro de territorio tarasco.

Esta mujer gorda canta ópera. Va acompañada de una niña de diez años que también canta con ella.

Las escucho sentado en esta piedra.

Ellas visten de amarillo y portan chales estampados con mariposas.

Esta otra mujer se encuentra viajando en este autobús urbano.

Me siento a su lado. Sin mediar palabras comienza a cantar una canción de José Alfredo. La sigo haciéndole segunda.

La mujer se complace por haberme encontrado y que además cantase como ella.

Al rato la traigo abrazada. Ella se rié y me dice que le gusta mi estilo querendón.

La niña caperucita roja va a una primera comunión. Una señora la trae de la mano y la insta a que camine más rápido porque la ceremonia se termina. La niña la escucha e intenta caminar lo más aprisa que puede.

Por la Avenida del Conscripto hay un paso a desnivel. Le hago la parada a un microbús. Me subo. El señor que maneja nos dice que si no hay problema nos podemos esperar veinte minutos?

Le digo que de ninguna manera, que llevo prisa.

Se molesta y no le queda más remedio que avanzar.

Más adelante vuelve a preguntar lo mismo.

Le respondo que no tengo su tiempo.

Cuando escuchan esto los demás pasajeros se levantan. Todos son idénticos al conductor. Están canosos. Cada hombre toma a una mujer y comienzan a bailar dentro del interior del camión.

Se me hace absurdo.

Le digo que se detenga.

Me bajo.

Al bajar veo a la húngara.

Me dá gusto esta noche en su cama le besare de nuevo los pechos.


Estoy volando, me sostengo en el aire, parezco colibrí.

Miro las ventanas de este edificio suntuoso, a veces no entiendo tantos lujos en un país con tantas necesidades.

Tras las ventanas puedo ver sobre diferentes muebles infinidad de joyas. Algunas son rubíes, otras diamantes. Parecen de la colección de la reina de Escocia.

Decido que me las voy a robar. Sigo batiendo mis dos brazos.

Una vez que me decido entro.

Esta es la elegida.

Cuando estoy tomando los objetos y piezas se abre una puerta, la principal y entra una mujer que se llama Ivonne. Esta me reconoce de inmediato aunque en ese momento sea un pájaro.

Me reclama. Me dice que nunca pensó que yo le fuera a robar.

Intento dar una excusa del porque estoy en su casa pero no encuentro ninguno.

Además de Ivonne entran otras mujeres que me miran inquisidoramente. Mejor me quedo callado para no hacer el lío más grande.

Estos arbustos son muy grandes. Me subo en uno de ellos y comienzo a saltar¡

Salto tan alto que llego a la luna¡

Sí mira¡

A la luna.

Uno dos y tres y vuelvo a saltar¡

A la luna llegué¡

Me informan que en el mercado están vendiendo unos cazos de cobre. Dicen los que saben que con este tipo de cazos o cazuelas puedes asar pollos a la perfección.

Le pregunto al señor por lo que cuestan?

Este me dice que mil quinientos pesos.

Hum. Es un precio alto.

Así que me quedo con las ganas.

Los pollos los asaré de otra forma. Ni modos.

En esta habitación entra Antonio. Antonio es un cómico que mueve las manos.

Lleva una guitarra nueva.

Se sienta y comienza a colocarle las cuerdas.

Le pregunto cuanto le costó la guitarra?

Este me dice que mil quinientos pesos.

Ahora todo cuesta mil quinientos?

Antonio me mira como diciendo que sí.

Al rato me entrega la guitarra porque se desespera. No la puede afinar y me pide que yo lo haga.

Veo que colocó mal las cuerdas.

Y no apretó bien las clavijas.

Procedo.

Una vez que terminé se la regreso.

Antonio la mira y queda complacido.

Sale. Al salir me pregunta que si sigo volándo?



Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu
Estados Unidos Mexicanos.
30 de Agosto de 2016.




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