Privado de mi libertad, aguacero torrencial, copias fotostáticas y ropa sucia, gasolinera que se incendia, disparos en la misma, dos gotas de sangre en la planta del pie, cochinito de alcancía con ruedas.

Privado de mi libertad, aguacero torrencial, copias fotostáticas y ropa sucia, gasolinera que se incendia, disparos en la misma, dos gotas de sangre en la planta del pie, cochinito de alcancía con ruedas.
































Por lo que más quieran ustedes ayúdenme¡

No puedo respirar¡

Tampoco puedo ver .

Estoy con las manos atadas, tirado en el suelo.

Hago esfuerzos e intentos por quitarme estos mecates. Ojalá pueda hacerlo.

Escucho pasos.

Son varios.

Uno de ellos dice que como jodo.

Le meto unas patadas?

No mejor clávale el cuchillo.

Una de estas bestias que no personas me quita la asfixia.

Es un suéter de mi propiedad.

Miro alrededor. Es la casa de mi abuela. Como llegué aquí?

A través del sueño?

Los tipos están de pie. Los escucho hablar.

Se hace tarde vámonos le dice uno al otro.

Quitan una silla que estorba, me meten una patada y salen.

En esta otra casa están reunidas muchas personas. No las conozco. Llevo de la mano a dos niñas gueritas. Son mis hijas en este sueño.

Debemos irnos. Se suelta un torrencial. Las niñas se sueltan de mi mano y corren a mojarse.

Les digo que se metan. Las niñas entran empapadas.

La fría me argumenta que tiene mucho sueño, que está cansada y que se va a dormir en la casa de enfrente.

De sus hijas ni caso.

Cruza la calle, se mete en un patio, en el patio reposan macetas con girasoles y gardenias.

La fría abre una puerta. Yo voy detrás de ella. Llevo a las niñas. Enciende una luz. El cuarto es acogedor. La fría se mete en la cama y se queda dormida. Nosotros estamos afuera. Y sigue lloviendo.

Se terminó el horario de este pinche trabajo. Casi todos los trabajos son pinches. Y este que tengo no se queda atrás.

Un tipo gordo con cara de puerco se arregla la corbata. Le digo que ya me voy. Eh eh eh, todavía no¡

Toma cinco pesos y me sacas dos fotocopias.

Salgo a la calle. La cruzo. Entro al negocio.

De reojo el gordo me mira a través del ventanal. Le digo al dependiente que quiero dos copias. Sin decir nada toma la mica, la mete en un aparato y aprieta los botones. Todos en este mundo son botones. Los únicos botones que me agradan o me laten son los botones de las flores.

Me entrega las copias, las miro, maldito cerdo. Le pago. Subo de nuevo las escaleras. Le entrego las copias al puerco. Las mira y me dice: Salí bien. Sí muy bien. Pienso : grasiento¡

Le digo que me voy.

Si.

Sabe usted en donde esta mi camisa verde?

La echaron debajo de la cama.

Voy a la cama, me agacho. Mi camisa está revuelta con ropa sucia. Mi camisa no estaba tanto. Debo de investigar quién arrojó mi camisa debajo de la cama.

Un grupo de personas acuden a una gasolinera. Todos están enojados. Hablan a gritos, se amenazaban. Cuando las palabras no alcanzan sacan sus pistolas y comienzan a dispararse.

Les grito que sí una bala pega en las bombas ocurrirá una explosión. Parece que no les interesa morirse.

Se parapetan en los pilares de fierro, las balas pegan en todas partes. Hasta que una hace chispa y se viene el incendio.

Las personas comienzan a quemarse, puede ver como se achicharran, sus ojos se derriten.

Caminan hacia la avenida. Están en fila. Veo a una enana que por cierto es bien mamona. La conocí de niña. Ella grita que no le pueden hacer nada las llamas porque ella es bruja. Y rié. Pero su poder no llega a tanto. La bruja se calcina. Y todos mueren.

Siento un dolor en la planta del pie.

Así que busco un lugar donde me pueda revisar.

Encuentro un banco. Me siento. Me saco el zapato y el calcetín. Giro mi pie. Si es verdad tengo dos piquetes. Me salen gotas de sangre. Lo raro es que el calcetín no se mojo.

Me dicen uno que observa que a lo mejor me picó una víbora.

No creo que fue un vidrio. Y eso que nunca ando descalzo.

Me pasa un pedacito de papel higiénico. Ten Alfredo, póntelo. Es inútil las gotas continúan.

Le digo que a lo mejor con un diurex. Me lo pasa. Arranco un cacho con los dientes y me lo pongo. Las gotas se detienen. Me pongo el calcetín y posteriormente el zapato.

Por esta calleja viene un individuo manejando un automóvil compacto. Tiene cara de loco. O más bien de enojado. Le digo a la fría que se haga a un lado porque de no hacerlo la atropella.

La fría se pega a la pared.

La escena cambia cuando el carro se transforma en un cochinito de alcancía. El cochinito tiene ruedas. Se le va encima a la fría. Esto me incomoda y me enoja. Así que lo agarro por el asa y lo azoto contra el pavimento. La alcancía cochino no se rompe. Me mira como asustado y se aleja a toda prisa.

Voy con la fría. Ella tiene unos raspones en los tobillos. El cochino le pegó algo fuerte.

Así es todo…..

Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu
3 de Marzo de 2016.
Estados Unidos Mexicanos.





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