Carritos, prostíbulo

Carritos, prostíbulo
































Me preguntan un grupo de  muchachos que sí de pura casualidad tengo carritos. ¿ Como de que tipo de carritos? De juguete.. Hm . Déjenme ver…

Me dirijo a un clóset y busco entre un mar de cosas por aquí deben de estar por aquí deben de estar y que me los encuentro de algo sirve la memoria. Regreso con ellos y les voy mostrando este tesoro.

Meto la mano y lo primero que extraigo es un carrito Impala de la Chevrolet ah  con este carrito yo jugaba de niño y este otro. Este lo pinte de rojo. Me gustaba por esa terminación en la cajuela parecía un ave a  punto de partir. Y este maravilloso. Es un camión tipo ruso. Todavía tiene la cuerda que le ataba a la defensa y lo jalaba.

Tomen esto  les puede servir. Agarren un gis y pinten una carretera.

Uno de los muchachos me pregunta que si tengo aserrín azul?

¿Aserrín azul? No. No tengo pero no se preocupen este lo puedo conseguir en Huamantla esperen.
Abro una puerta salgo y regreso en segundos.

¡Ya llegué ¡ . ¡ Miren aserrín azul¡

Qué bueno.

Ahora con un bote que debemos de agujerear lo vamos a esparcir. ¿ Cómo vamos con la carretera?

Muy bien ya casi terminamos…

La carretera serpentea entre la cerámica del piso. Perfecto.

Comienzo a esparcir el aserrín  con todo cuidado.

Ahora listo¡

Comencemos a jugar.

Me  pongo de rodillas y vuelvo a comenzar los juegos de la niñez…
 De pronto todos somos niños  otra vez.






Llegó a un departamento amplio. Parece que tienen una fiesta. Las personas andan entre los veinte y treinta años. Entro, llevó una mochila sujetada solamente de un extremo. No me gusta ponerme las dos correas siento como si fuera un caballo de carga. Escucho música, música escandalosa que no me convence.

Me paro justamente en el medio del salón. Un hombre delgado se encuentra sentado en un banco alto. Suena el teléfono. Es un teléfono de esos que había antes. Sí de los que hacían ring ring… El flaco contesta. Es tan nítido que incluso entre los sonidos de la música escucho la voz suave de una mujer que le dice que  le cuesta mil quinientos.

¿Y no me podrías hacer una rebaja.?

Que te pasa cabrón sí yo soy de a tres mil. Hasta me estoy portando generosa.

¿El hombrecillo se agarra la cara como diciendo y de ónde voy a sacar tanto dinero?

 Me asomo a una puerta. Recargada puedo ver en Tecnicolor a una mujer alta desnuda. Su pelo es blondo, largo. De cuerpo espectacular. Tiene tacones de charol. Recarga un pie en la pared. La mujer me llama y yo obediente que soy acudo. Me dice que ella cobra tres mil pesos por unas horas de amor o un palo como prefiera.. Y ese cuate no tiene…

Esperame le digo. Y salgo.

Regreso con el débil y le  explico lo que la desnuda me dijo. Saco de mi mochila mil quinientos pesos y se los entrego. Anda ve. Me dice con voz que tiembla que no tiene los otros mil quinientos. Hm. Dejame ver sí ella está de oferta.

Me acerco y le digo a la susodicha que el joven no acompleta el dinero que solo tiene los mil quinientos que le acabo de prestar la mujer me arroja el dinero por la cara. Dile que yo cuesto tres mil y que sí no los tiene no hay nada. Bueno yo pensé… Yo pensé yo pensé. Hasta me pendejeo.Y todo por hacerle un servicio.

Original de Alfredo Arrieta
Para el pueblodetierra
Nec spe, nec metu
31 de diciembre de 2013.

Estados Unidos Mexicanos.


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