OJOS CON LAGRIMAS ROJAS.
Alfredo Arrieta |
Debo de escribir. Debo de sentarme y
tomar la pluma. Curiosamente descubro que nadie o casi nadie lo hace. Plasmar
el papel con pensamientos parece ser del
siglo pasado. En dónde los hombres pensaban. Ahora todo es desalmado, figuran
los imbéciles, destacan los monos.
La mesa en dónde escribo tiene una pata coja. Necesito un cartón para equilibrarla. No tengo ninguno….
Mi padre se aparece en una esquina. Viste de negro cosa absurda. Nunca le
miré en vida vestido de negro. Me pregunta que es lo que escribo. Le digo que
todavía no comienzo pero que tengo la idea del sueño de anoche. Tú eres el
protagonista le explico. Mi padre llora. Llora lágrimas de sangre roja. Me pide
perdón y no sé que cuanta cosa. Quiere que no plasme nada en este papel. Para
que nadie sepa lo que fue ni lo que hizo. Es ahí en dónde me veo imposibilitado
porque no suelo tener con nadie ninguna clase de concesiones. Yo lo
que sueño lo escribo. No me importa que afecte los interese de nadie… Y sí
tú lloras lágrimas rojas, pués son las
culpas que debes de pagar. Yo no tengo culpa alguna ni vela en este entierro…
Una vez que terminé, mandé a hacer con el escriba mil copias. Luego que la
tuve comencé a repartirlas por el mundo. Esto lo hago porque estoy convencido
que las personas deben de tener calidad humana. Y sí no la tiene que la
compren.
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu.
20 de enero de 2013.
Estados Unidos Mexicanos.
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