MUJER QUE NO CONOZCO, EL SEÑOR
MARTIN , HURACÁN Y UN SOLDADO QUE PAGA EL CONSUMO DE SU GAS….
“ Los años han pasado terribles,
malvados dejando esa esperanza que nunca habrá de llegar”
A Carolina.
A Carolina.
Esta mujer no ha sido tocada por
sus manos, ni la ha tomado por la cara para estamparle un beso. Ni mucho menos ha sido posible tocarle los
pezones de coscurro con la puntita de sus dedos….Ella vive en el universo
espacial.
Se acercó a las playas del infinito. Y se metió en una verde botella. Se
acomodó como pudo e hizo rodar el envase
por las aguas celestes..
Cientos de rostros la vieron y no
sabe si ellos también quedaron atrapados por su mirada.
Ella tenía los ojos cafés.Eran
unos ojos sinceros con una paz controlada . Quizá la foto que mostraba fue tomada
un día de alegría.
Ya en el mundo de lo irreal bajo de su nave. Se aplanó los pelos para
atrás y comenzó a andar…..
En busca de que llegó?. Quien lo
puede saber.
En el bullicio del espacio tomó un camión que
tenía una ruta de sur a norte. Buscó un
asiento para dos y recargó su rostro hacia
el cristal. Sus ojos veían los anuncios de ropas y perfumes. Ella no se
percató que usted cruzó por la calle. No
lo vió, ni usted a ella.
Cuando pasaba por el restaurant
usted tomaba café y leía las noticias políticas y ella andaba en busca de quién sabe qué.
Por casualidad ella lo miró e inclusive guardó su foto.
Por las noches pasaba las horas
como intentando escudriñarle. Cómo sería su voz,que pensamientos tendría.
Ella gustaba de leer, y alguna
vez escribió que corría encuerada con su anterior.
Por su parte ella le penetró
como lo hacen los virus, lentamente. Y
como sí se hubieran puesto de acuerdo
también guardó para sí la única fotografía
de tonos amarillos.
Adentrado en el sueño se dirige a una casa. Ahí hay una
reunión . Hombres y mujeres comentan las sandeces que les inspira el alcohol.
Enfrente se encuentra el señor Martín. Para ese tiempo ya sabe que este individuo
se le hace agua la canoa así que toma sus precauciones.
El señor Martin le guiña un ojo y
mueve disimuladamente la cara para que salga. Así lo hace, sale y se dirige a
un casa contraria. Se mete y cierra rápidamente la puerta con cuatro cerrojos y
siete cadenas .
Se acerca y mira por el ojo de buey.
Pasan veinte minutos y tocan. El
corazón se acelera y se acuerda cuando
citó a la señorita Juárez. Aquella dama culona que le cantó al tiro y le dijo
que lo que quería de ella eran sus nalgas. Sin mostrar sorpresa la señorita Juárez le dijo
discreta que le proporcionara su número. Usted escribió y lo deslizó por
la madera
del escritorio. EL fin de ese
cuento es que la señorita Juárez no le entró. Posiblemente se le hizo nudo el
cicirisco.
Bueno pués. Tocaron a la puerta y
apareció una señora de tipo latino. Ella
llevaba un delantal con flores y unos lentes de botella. Le dijo que el señor
Martín le estaba esperando allá abajo. Dígale que enseguido bajo. Le dijo
usted.
Salió, recorrió los ciento veintitrés escalones y se
encontró con que el señor Martín estaba acompañado por veinte personas. Diez
hombre mamados de esteroides y diez
mujeres plásticas, con nalgas de políester y chiches de caucho. Ellos eran
rubios y ellas gueras platinadas.
Se trepó en uno de los dos
vehículos y marcharon. Al cabo de dos o tres horas llegaron a Miami. Buscaron
una dirección y la encontraron. Todos bajaron contentos, hablan espanglish.
Ubicados en la sala usted quedó nuevamente enfrente del señor Martín. Este se
levantó y con las manos le pidió que
saliera a bailar. Le dijo casi gritando que
no podía porque andaba sin calzones.
Todos le instaron al baile. No
tuvo más remedio se dió valor y
comenzó a danzar con las pelotas
literalmente al aire.
De inmediato los hombres
mostraron una felicidad insana y las rubias se pusieron contentas al ver sus
dimensiones de burro de Tlalcotalpan.
Un poco cansado decide abandonar
la reunión de depravados y sale.
No lo hubiera hecho. Afuera había huracán con Vientos entre 154 y 177
Kilómetros por hora que causaban daños considerables a árboles y vegetación.
Este provocaba Grandes daños a casas móviles, anuncios.
La lluvia azotaba todo con una
inusitada furia pero usted estaba
decidido a irse del lugar. No camino ni diez pasos cuando un fuerte viento
azotó su rostro. Se pepenó de una palmera flaca y como en la caricaturas quedó
agarrado fuertemente al árbol y recordó
la canción que le dedicó a la individua cibernética: Y el huracán tronchóla
de repente cayendo al agua la preciosa flor…..
Pasadas estas angustias acudió a otra reunión. Esta era para que le
pagaran los condóminos el mantenimiento
correspondiente al ejercicio mensual del mes de marzo.
Un soldado le dijo que él saldría en los días siguientes
a una misión de peligro y que sí acaso moría quería irse seguro de que pagó el
gas…
El militar sacó de su camisola verde olivo una
cantidad que ni siquiera contó. Tampoco esperó su recibo y camino hacia arriba
con una mochila al hombro……
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra
31 de marzo de 2012.
Nec spe, nec metu
Estados Unidos Mexicanos.
Comentarios