NO ES QUE NO VUELA PORQUE ME HE OLVIDADO
Concierto en el Palacio de Bellas Artes de México D.F.
22 de Enero de 2006
Texto de Alfredo Arrieta Ortega (México DF)
NO ES QUE NO VUELVA PORQUE ME HE OLVIDADO
Hace algún tiempo en ese lugar, como diría Antonio Machado, estuve por ese vetusto Palacio de Bellas Artes de la desalmada ciudad de México. Y hoy como ayer miró los viejos mármoles unidos, las colosales puertas pintadas de verde, y sobre todo el anuncio espectacular: Serrat 100X100. Ahí en esa fotografía que pende en un acomodo rectangular, se puede descubrir a un Serrat mayor que en pocos años si Dios lo quiere deberá estar entrando en la mayoría de las edades. También descubro que en la entrada están velando el cuerpo de un pintor llamado Anguiano.
Recorro el video casette de mi vida y aún lo puedo ver cantando, a Joan Manuel, que la mujer que quiere no necesita bañarse cada noche en agua bendita, y que colgado de un barranco se encuentra dormido su pueblo blanco.
Hoy aparece vestido en unos sencillos pantalones de mezclilla e intuyo que él ya dejá aquellas pretensiones sobre el vestido o la moda de vejestorios diseñadores. Sólo le basta la ropa sencilla, su banquito de todos los años, forrado de rojo, una guitarra compañera y la infaltable presencia de Ricardo Miralles que presenta un corte de pelo que me hace recordar a uno de mis hermanos.
El público de ahora ya mayores son aquellas almas blancas, canosas, que hace treinta y cinco años estaban aquí conmigo. A decir verdad todos nos sabemos las canciones sus significados, las podemos tararear al mismo tiempo que vemos las alegría y acaso unas lagrimitas que soltó la Patro al cerrar la cajita. (En esta ocasión de los espectáculos del apreciado autor no los he podido disfrutar a plenitud debido a que casi simultáneamente me avisaron que mi mamá estaba hospitalizada e inconsciente, a decir verdad es probable que cuando esté escribiendo esta crónica ya haya partido al más allá. No lo sé).
Serrat nos entregó la colosal poesía de Miguel con Menos tu vientre, y el personal se divertía cuando mencionaba que sus yernos se comían su jamón, canto a José Alfredo, al gran Mario con su mujer desnuda, la que es imprescindible tener siempre a la mano. Ricardo siempre atento se daba vuelo y sus manos hábiles desgranaban los compases rápidos de la "Muñeca rusa".
Las niñas bien de Polanco y la del Valle no sabían bien a bien quién era el señor que estaba cantando, pero que buen tipo, aplaudían y por momentos recordé aquella anécdota de Lennon cuando les pidió al público de galería que aplaudieran y a los de adelante hicieran sonar sus alhajas.
El palacio blanco siempre lo ha recibido gustoso, y siempre me pregunto cual es el motivo por el que no graba los conciertos de los artistas que se presentan ahí. Imaginen nomás un DVD de Juanito con sonido estereofónico o el más actual que puedas escuchar.
Estos conciertos del año 2006, viene a darle un descanso de aguas frescas a esta ciudad donde el noble y el villano bailan y se dan de puñaladas y los piratas del disco compacto ofrecen por doquier versiones de a tiempos anteriores.
Salgo por un laberinto que hasta hoy no se me ha olvidado, pués deben saber ustedes que en ese mismo Palacio trabajé un día de los setentas vendiendo café y caramelos y llevando bajo el brazo mi elepe de "Nací en el Mediterráneo..."
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