VIDRIOS DEL SUEÑO...
VIDRIOS DEL SUEÑO.
En este momento hay una atmósfera que es casi vidrio o más bien de una bruma espectacular donde los rayos de la luna son partícipes de este medio ambiente.
Sudo de manera desmedida y una especie de agobio que no me deja paz alguna.
Pero el cansancio es tal que los ojos se cierran y sin más argumentación recuerdo que tenia una prima que se llamaba Socorro . Ella de muchacha supe se casó con un joven ingeniero que trabajaba en los petróleos mexicanos . Al principio de su casamiento compraron una casa en la calle de Bartolache . Una sola vez fui a ese sitio . Una niña llamada Adriana comía bombones que paciente los sacaba de un recipiente de cristal labrado .
Pués bien , casi 35 años después me encuentro en esa casa de Bartolache y precisamente en la entrada una mujer riega el pasto con la manguera a todo dar . En la calle se aparece un toro de color amarillo que no parece nada amigo , tiene las astas alzadas , los huevos desnudos y parece que se encuentra en el nivel máximo de enojo . No echa espuma por la boca no, pero su expresión hace que los que van pasando huyan despavoridos en una angustia que se les queda atrapada en las bocas .
Yo , precavidamente me escondí tras una de las puertas y solo sentí el rozón de su cola sobre la cara . El enorme astado entro a esa casa de vidrios y cristales y en el preciso momento que esta animal llegaba , sale por una de las puertas un muchacho que trabajó como compañero mío en la Secretaría de Comercio. Este , fue atravesado en un instante por el toro y miré conmovido como de su pecho brotaba un chorro de sangre que no había ganado en ninguna plaza de toros de ningún sitio. Cayó muerto y me alcanzó a entregar un papel que decía : sean felices por favor…
Después del caos unos hombres levantaron el cadáver y entraron a la casa de Bartolache con el propósito de encontrar más fieras . En uno de los jardines y entre vidrios precisamente había un elefante de color azul cristal . Este gigante buscaba salir y en su atropello rompia las ventanas hasta que pudo sacar sus patas y salir .
Mi ojos no daban crédito de tanto daño que se había hecho . Asi que logre trepar hasta la azotea cosa que no me representó problema alguno porque yo en los tiempos anteriores fui escalador en en volcán Popocatépetl . Me encontraba mirando un helicóptero que sobrevolaba un enorme almacén que aquí en Mexico se llama Liverpool . Este se encontraba por los rumbos de Santa Fé , por el camino a la ciudad de Toluca. Herman , un primo hermano , me decía que esos corporativos dependen en gran parte del capital foráneo, de algunos prestanombres y que su único propósito es vendernos cosas y extraernos dinero . Como que le crei mientras me fumaba un Viceroy .
Me despedí de Herman y caminé por las azoteas y debido a tales peripecias me encontré en una situación que casi me caia al precipicio de la calle . Busqué la posibilidad y en el rebalón de mi pie cai de lleno a un encierro de leones . Estos cabrones me impactaban porque sabía me iban a comer , pero también te debo decir que olían a puta madre . Una puerta chiquita situada justamente en la parte inferior , fue la llave con la que pude salvar mi vida . Insistí tanto , tanto jalón , que la puertita se arrancó y en el momento de salir ajustado , un puto león me lanzo una mordida que alcanzó a interesar parte de la nalga que mi abuelita decía era la zona del aguayón . También me rasgó un calcetín y logró arrancar un pedazo de suela de mi mejor zapato .
Ya repuesto de tanta agitación , logré acelerar el despertar . Me levanté con la misma hueva de todos los días , pués ya sé que salir a la vida es enfrentarte a todo para que al final no logres nada . En la calle real , una muchacha ataviada con una gorra me entregó un periódico que es gratuito , es nuevo y se llama Más por Más , porque debo informarte que los putos del diario llamado Metro hacen discriminaciones a ciertas personas y cuando te ven se hacen pendejos para no dártelo . Ni que estuviera apestado , o tuviera las chiches por detrás , o las rodillas paradas o el culo con ziper.
Por la tarde recibí un llamado de una mujer llamada La Chachalaca . Me dijo que su esposo fue muerto de una cornada en el corazón , me preguntó que si yo sabía algo . Le aseguré que nada sabía , y las autoridades tampoco sabían del toro que lo mató….
Original de Alfredo Arrieta.
Para elpueblodetierra.
13 abril 2009
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