EPIDEMIA
EPIDEMIA
Ahora resulta que ni en las mismas calles del sueño en profundidad se encuentra uno seguro .
Un hombre al que tengo identificado , saca una pistola y me dispara , logro evitar uno de los balazos pero el otro entra en en mi cuello . Es una herida certera que tengo , llevo mi mano y descubro que la sangre sale sin control . Busco apresuradamente un vendaje que pueda mitigar este chorro abundante , en pocos momentos estaré cadáver .
Ya muerto , o recién muerto me encuentro caminando en una de las pesadillas de la realidad . Mis pasos descubren escenarios que con lo que nos han dicho ya los puedes ver dantescos . Hace polvo , es domingo , unos osados y quizá hasta valientes cubren su nariz y boca de posibles animales invisibles que de ser absorbidos tendrán pocas posibilidades de vivir .
Un soldado, extiende su mano en las direcciones que le piden cubre bocas . Es acaso que el destino vil se ensaña con nosotros los habitantes del Anáhuac . Ahora me siento como aquellos habitantes anteriores que murieron de viruela loca diseminados por todas las calles , arrojados en los canales , flotando en la laguna .
Entro en una especie de hotel , en donde voy seguido de un ser voluminoso que se parece mucho al encargado de la economía de este país . Me dice algunos conceptos que yo parezco entender , y también le externo mis argumentos . En una contra esquina y sentado en una mesa que rebosa de alimentos , se encuentra un periodista que se llama Ricardo . Ahí está con su labia melosa que anteriomente me gustaba . Ahora para qué quieres que te diga .
Ricardo me explica que vamos a morir , que esta infección es cosa de los consorcios que hoy les llaman corporativos. Me dice que los grandes laboratorios o siguiendo las órdenes del imperio económico se encargaron de espacir por los polvos y los lodos este puto mal , que lo repiraremos y entrará con tal rapidez que cuando menos lo estén contando todos caerán como cuando a las moscas se les echa flit.
Le explico a Ricardo que a mi ya no me asusta nada , desde aquella vez que tomé un thé amargo de moscas alazanas . Y la repulsión nunca se hizo presente . Más adelante le muestro una ronchas rojas y otras casi negras . ¿ Esto son las señales de la muerte ?, le pregunto al periodista . Ricardo empapa su café con leche con un bolillo de los que costaban 75 centavos .
Lo dejo solo y entro a mi habitación a morirme tranquilo . Luego Ricardo toca levemente a la puerta y me dice que todo se puede resolver , noto en él cierto sarcasmo . Yo la verdad no encuentro como se pueda hacer . A menos que aceptes los diez mil pesos que tengo en billetes de los años setenta y que fueron emitidos por el National Bank . Busco una caja de zapatos que siempre tuve , ahí están los billetes , no han sufrido ningún ataque del tiempo mucho menos de algún hongo . Ricardo los mira de reojo y acepta el dinero viejo.
Hay una situación de miedo por todos los lados del Distrito Federal, el día de ayer fue como si de un viernes santo se tratara, nadie en las calles, solo los vagos y los vagabundos se dan a la tarea de robar y buscar en las bolsas de basura para proveerse de algún trozo de comida.
Cuando pienso que Ricardo me dará alguna vacuna. Este se echa acorrer con mi dinero. Lo persigo porque de esto depende mi vida . Ricardo cruza un río de aguas puercas cejo en mi intención de alcanzarlo . Se limpia los excesos de lodo e inmundicias . Después saca un peine de aquellos que se llamaban pirámide y mientras se peina me dice con toda tranquilidad : Para que te cures come mierda ….
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
REPUBLICA MEXICANA .
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