HOY DESDE AQUI
HOY DESDE AQUÍ
POEMA POR MILONGA ( 15 minutos )
Alfredo Zitarrosa
De aquél hombre me acuerdo y no han pasado sino dos siglos desde que lo vi.
No anduvo ni a caballo ni en carroza a puro pie deshizo las distancias y no llevaba espada ni armadura sino redes
al hombro hacha o martillo o pala.
Nunca apaleó a ninguno de su especie su hazaña fue contra el agua o la tierra contra el trigo para que hubiera pan.
Contra el árbol gigante para que diera leña contra los muros para abrir las puertas.
Contra la arena construyendo muros, y contra el mar para hacerlo parir.
Lo conocí y aún no se me borra cayeron en pedazos las carrozas la guerra, destruyó puertas y muros.
La ciudad fue un puñado de cenizas , se hicieron polvo todos los vestidos y él para mí subsiste, sobrevive en la
arena cuando antes parecía todo imborrable. Menos él.
En el ir y venir de las familias a veces fue mi padre o mi pariente o apenas si era él o si no era.
Tal vez aquél que no volvió a sus casa porque el agua o la tierra lo tragaron o lo mató una máquina o un árbol.
O fue aquél enlutado carpintero que iba detrás del ataúd sin lágrimas.
Alguien en fin que no tenía nombre que se llamaba metal o madera y a quién miraron otros desde arriba sin ver
la hormiga sino el hormiguero y que cuando sus pies no se movían porque el pobre cansado había muerto.
No vieron nunca que no lo veían habían ya otros pies en donde estuvo,
Los otros pies eran él mismo.
Y también las otras manos.
El hombre sucedía cuando ya parecía transcurrido era el mismo de nuevo allí., estaba otra vez cavando tierra,
cortando tela pero sin camisa.
Allí estaba y no estaba como entonces se había ido y estaba de nuevo y como nunca tuvo cementerio
ni tumba ni su nombre fue grabado sobre la piedra que él cortó sudando .
Nunca sabía nadie que llegaba ni nadie supo cuando se moría así es que solo cuando el pobre pudo resucitó otra vez
sin ser notado
Era él hombre sin duda sin herencia, sin vaca, sin bandera y no se distinguía entre los otros los otros que eran él.
Desde arriba era gris como el subsuelo como el cuero era pardo era amarillo cosechando trigo era negro debajo de
la mina era color de piedra en el castillo era el barco pesquero era color de atún. Y color de caballo en la pradera.
Como podía nadie distinguirlo si era inseparable el elemento tierra carbón o mar.
Vestido de hombre donde vivió crecía cuando el hombre tocaba la piedra hostil quebrada por sus manos se
convertía en orden.
Y una a una formaron la recta claridad del edificio hizo el pan con sus manos movilizó los trenes se poblaron de
pueblos las distancias. Otros hombres crecieron llegaron las abejas y porque el hombre crea y multiplica la
primavera caminó al mercado entre panaderías y palomas.
El padre de los panes fue olvidado él que cortó y anduvo machacando y abriendo surcos acarreando arena cuando
todo existió ya no existía.
El daba su existencia eso era todo.. salió a otra parte a trabajar y luego se fue a morir rodando como piedra de
río aguas abajo lo llevó a la muerte yo que lo conocí, lo vi bajando hasta no ser4 sino lo que dejaba calles que
apenas pude conocer casas que nunca y nunca habitaría y vuelvo a verlo y cada día lo espero lo veo en su ataúd
irresurrecto lo distingo entre todos lo que son sus iguales y me parece que no puede ser que así no vamos a
ninguna parte que suceder así no tiene gloria.
II
Aplicaron un plan de exterminio arrasar la hierba arrancar de raíz hasta la última plantita todavía viva. regar la
tierra con sal, después matar la memoria de la hierba, estaba prohibido recordar se formaban cuadrillas de presos
y por las noches los obligaban a tapar con pintura blanca las frases de protesta. Que en otros tiempos cubrían los
muros de la ciudad. Pero la lluvia de tanto golpear los muros iban disolviendo la pintura blanca y reaparecían
poquito a poco las porfiadas palabras.
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Apoya tu mano derecha en mi cabeza y con tu brazo izquierdo aprieta mi cintura pon tus labios en el umbral de mi
boca y acompáñame, es noche y allí están sembrando durmiendo debajo de los tornos apretados junto al horno frío
compartiendo el tabaco y la foto del hijo.
Pan y rosas para los hombres del mundo para los que siembran el trigo y levantan la flor, no te vayas conversa
con ellas y sabrás que fuerza tienen las palabras por su voz.
Y verás músculo a músculo sostener gajo a gajo los gajos de la tierra.
Aquí están los obreros ocupando y cantando y volviendo a ocupar ocupando y cantando cantando deducen que se
teje sangre recién caída sangre recién caída y caliente porvenir
Pan y rosas para los hombres del mundo para los amantes de la paz, para los iniciadores de la máquina y la
producción maquinista, para los vestidores de los sitios por donde el hombre pasa para los que siembran el trigo y
levantan la flor.
Hoy cuando desperté miré las paredes despintadas de mi cuarto y solté una carcajada un beso y un pan
15 de marzo de 1985.
La luz resbala por nuestros hombros y los ojos se abren sin fierro ni fusiles.
Somos nosotros los del dolido traje gris y los versos clandestinos los que sabemos seguro que entre espuelas
Martillos y esperanzas dulce y amarga patria nos espera.
IV
Amigo desde hace treinta años de cuando yo estrené pantalones largos en las manifestaciones callejeras me estaban
esperando en Montevideo, hacia once años que no los veía casi doce, y desde entonces habían llovido muchas
cenizas sobre el Uruguay.
La tortura se había convertido en costumbre la solidaridad en delito y la delación en virtud.
Las mentiras y la desconfianza se habían hecho necesidades cotidianas y el miedo y el silencio modos de vida.
Pero no bien los vi supe que esos viejos amigos habían sabido guardar el fuego bajo la helada seguían siendo
capaces de indignación y de asombro y de chiquilín entusiasmo. Ahora tenían todas las edades a la vez.
Y estamos como saliendo de un pozo desde una noche atroz, interminable donde recorrían desbocados caballos
.pisoteaban mis sueños recuerdos y guitarras nos resultaba procaz prohibido amarlo desde allí adentro porque
adentro tenían la llaga punzante del dolor, dolor por los tantos y tantos compañeros y en las manos se nos secaban
las caricias .
Lentas y con llanto para las cabecitas de los niños y pensábamos en otras manos, otras manos que pegaban,
torturaban y afuera la noche atroz interminable y en ella ellos buscando y buscando compañeros.
Y bajo otros cielos ojos de este cielo nuestro revisando otros cielos preguntando a otros cielos y nosotros
deshaciendo todos nuestros recuerdos y nosotros esperando cartas que no llegaban y afuera seguía la noche
atroz interminable.
V
Requiere más coraje la alegría que la pena a la pena al fin y al cabo estamos acostumbrados.
Me dijeron que enrollaste la bandera del frente no como quién la guarda hasta el próximo acto. Sino casi como
quién está arriando una bandera.
Estás decepcionado porque el frente no sacó todos los votos que tu hubieras querido, un día sentiste el orgullo de
estar con el frente de ese frente que ponía cada día los presos, los desterrados y los muertos.
Y en la calle con el frente y viste los grandes momentos con que paso a paso se les fue ganando la pulseada al
régimen hasta llegar por fin a su derrota final.
Ahora piensa en tu adolescencia en lo que caminaste por dentro de ti mismo. En lo que caminó el país junto
contigo.
Cuidado porque estás en un filo difícil en que la palabra decepción con solo cambiar de un sonido se te puede
convertir en deserción.
Que no te ocurra eso enrolla esa bandera pero despacito pensando en todo lo que contiene para vos mismo. Para
La gente que más te importa para tu país.
Ahora si guárdala pero guárdala para sacarla en todos los momentos de los años que vienen que el gesto de
guardarla no se parezca ni por asomo al gesto de quién estuviera arriando semejante bandera.
VI
Los muchachos se asoman a un país arrasado donde encontrar trabajo resulta una hazaña y sobrevivir un
milagro pero no asisten de brazos cruzados a la desgracia nacional el sistema quiso castrar a los jóvenes
uruguayos y ellos son los más fecundos quiso callarlos y son las más decidores. Fracasaron quienes prohibieron el
agua porque no pudieron porque nadie puede prohibir la sed.
VII
Hoy te puedo decir que no confíes en el amor hambriento ni en la suerte .
Si estar vivo es viajar hacia la muerte la vida es una viuda que sonríe, cuando te toque hablar hazlo de modo que el
que escucha comprenda lo que sientes.
Cuando debas obrar que sepan todos que el fruto de tus obras es simiente.
No te aconsejo el odio pero escucha tu que en viaje de ida me recibes , odia profundamente a aquél que vive
luchando a muerte.
Por odiar la dicha el júbilo de ser un día cualquiera parte del todo. En resumen es el júbilo pájaro de ahí saltando
el árbol de la primavera, pero esas alas tuyas ya nacidas derraman el alma lejos de este suelo. Nunca olvides
volando que la vida te dio esas alas para alzar el vuelo.
VIII
Yo creo que en el tono debe estar este hombre bien cansado y coronado creo que los que hicieron tantas cosas deben
de ser dueños de todas las cosas. Y los que hacen el pan deben comer y deben tener luz los de la mina.
Basta ya de encadenados grises basta de pálidos desaparecidos ni un hombre más que pase sin que reine una
sola mujer sin su diadema.
Para todas las manos guantes de oro
Frutas de sol a todos los oscuros
Yo conocí a aquel hombre y cuando pude cuando ya tuve ojos en la cara, cuando ya tuve la voz en la boca, lo busqué
entre las tumbas y le dije apretando un brazo que aún no era polvo.
Todos se irán
Tu quedarás viviente.
Tu encendiste la vida.
Tu hiciste lo que es tuyo.
Por eso nadie se moleste cuando parece que estoy solo y no estoy con nadie y hablo para todos
Nadie me está escuchando y no lo saben pero aquellos que canto y que lo saben siguen naciendo y llenarán el
mundo....
Archivo Alfredo Arrieta Ortega.
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