INYECCIONES EN LAS PIERNAS



INYECCIONES EN LAS PIERNAS


Foto : Germán Hergenretherg.

Estoy en las habitaciones del sueño y el sopor se confunde con el sudor intenso que tengo, es tanto el hedor que cuando intento copular a la femenina que tengo al lado me hace una cara de fuchi . Yo no se bien a bien si los gansos, las fieras de todo tipo, incluso las vibóras letales tienen que bañarse cuando intentan meterle el pito en las honduras de la carne.
Duermo en este octubre de frío intenso, los hombres intentan guarecerse en los cuartos de los cajeros automáticos, se tapan con cartones y periódicos que algún turista tiró por la mañana.
En este sueño que a veces es real , alguna mula humana , aventó a la calle a una niña de tres horas de nacida , que soportó las angustias del clima y más tarde alguna mano amable rescató del hambre de los perros .

El caso es que me encuentro en la habitación en donde vive Alfredo . Alfredo es un coleccionista de miles de figuras , las consiguió de muchas maneras . Guardaba desde películas , reportajes , musicas, fotografías , muñequitos y demás . Toda su colección le daba orgullo , sin embargo , un día habló con un hombre que se le presentó para proponerle la venta de su colección . Intentaron llegar a un acuerdo sobre el precio . Alfredo intentaba desprenderse de su riqueza porque sus fuerzas ya no eran las mismas , un doctor le dijo que tenia cáncer , y este mal , lo fue consumiendo . Alfredo era práctico , y se fue quedando sin pelo , si tú lo hubieras conocido en sus tiempos mejores , sabrías de lo que hablo . Tenia ojos intensos, era fuerte , incluso sus brazos mostraban las venas cuando hacia fuercitas y levantaba pesas de más de veinte kilos .

Cuando el cáncer lo fue minando , Alfredo acudió a la farmacia y compró un veneno potente , el farmacéutico ni siquiera le pidió la receta del doctor , total el que se va a morir es él .
Alfredo llegó a su casa que es la misma que estoy viendo en mi sueño de esta noche . Yo estoy parado en una esquina a manera de aparición . Alfredo no me ve pero me percibe , sabe que estoy con él pero me ignora .

Alfredo saca el veneno y lo jala con una jeringa , después lo introduce lentamente en sus piernas , espera cerrar los ojos y morir . El veneno no da resultado y al otro día abre los ojos . Se acerca Miguel que es su perro , se acerca cariñoso y lo empieza a lamer como si Alfredo fuera un dulce. Alfredo mira la jeringa y comienza a llorar .

Original de Alfredo Arrieta Ortega.

México.

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