DESVANECIDOS
DESVANECIDOS.
Hace un sábado tuve un padecimiento que debió ser el preámbulo de la muerte, esa muerte que inquieta cuando se acerca , pero que cuando llega por fin llega el descanso del sueño.
Hace un sábado tuve un padecimiento que debió ser el preámbulo de la muerte, esa muerte que inquieta cuando se acerca , pero que cuando llega por fin llega el descanso del sueño.
Mi cuerpo no respondía y eso que aún soy joven , hube de vitaminarme con complejo B . Tal parece que padezco una especie de fatiga crónica . El caso fue que cuando estaba ese sábado pasado , me arropé con mi cobija roja y me dispuse a partir . Una vez dentro de los sueños húmedos y tristes , decidí que cuando llegue mi hora metan en mi caja a mi gato querido , y en el caso de que él muriera primero , yo entraría en su cajón de zapatos . Asi fue , murió primero el felino y con su cuerpo engarruñado me dirigí a un bosque de lluvia extrema . En ese lugar intenté entrar en su cajita , pero al abrirla había un rayo de luz. Una luz cegadora , que me iluminó completo .
Este golpe en mi cara fue momentáneo , y al abrir nuevamente los ojos , descubrí que había unas gentes vestidas de azul con rojo , los veía nítidamente y ellos también me miraban . Vi como de sus cuerpos se desprendían sus almas, eran ellos mismos . El que parecía de más edad , llevaba una pistola de cristal y lumínica , certeramente disparaba un rayo a todo lo que se movía , me miró y apuntando a mi cara disparó su luz . Caí hacia atrás y alcancé a tomar la caja de mi gato muerto . Después las almas nuevas volvían a vivir , eran ellos mismos , con el mismo cuerpo , ví como estas almas se trasladaban en unos carros elaborados con cristal . Vi como ellos estallaban a la manera del vidrio .
Intenté buscar sus pedazos como quién busca un rompecabezas y en uno de esos pedazos descubrí el reflejo de mi ojo y el contorno de mi nariz perfecta .
Original de Alfredo Arrieta Ortega.
México.
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