LOS CARACOLES VERDES Y AZULES DEL SUEÑO
LOS CARACOLES VERDES Y AZULES DEL SUEÑO.
Estoy aquí de nueva cuenta , me espera el sueño del cansancio , de cuando me recuesto con la cara hacia arriba con el propósito de evitar que se me congestione el oído izquierdo . Escucho la radio para conciliar , sin embargo es tan estridente : Adriano Celentano , habla de una ragatsa al ritmo de un rock and roll y tararea más y más . Aún así me encaramo al rumbo de los horizontes lejanos . Ahora parece que toca el piano Ariel Ramírez y canta Mercedes Sosa . Mis ojos pesan , se tornan rojos y me arrulla la voz educada de la soprano : “ Que poemas nuevos fuiste a buscar , y te vas hacia allá como en sueños , vestida de mar…
Me encuentro en la profundidad de mar , hay sirenas , algas y peces , pasan por mí cientos de especies . Pero también en el absurdo , miro con asombro como hay unos seres que se pasean en unos triciclos , son de madera y pintados de múltiples colores , nado entre ellos y más allá se aparece un niño lleno de sangre , alguna puta de Las que abundan en el Distrito Federal lo arrojó protegida por la ley . El niño me mira y me ofrece una flor , mientras yo trato de colocarle una patita que algún cirujano le arrancó . No hay más que decir , dice Blake que quién es capaz de cortar una flor , trastorna una estrella .
Nado y nado entre ese mar que a veces es verde , otras es azul . Allí hay una ciudad marina donde todos llevan cuchillo , miro a los hombres con sus miradas de lobos , con sus cuchillos en las manos y en la cara se colocan unos pañuelos para ocultar sus identidades , sus bajas pasiones .
Llegó a un río que también es materia de agua , hay pétalos esparcidos , y noto mucho resentimiento en las personas, desde el niño hasta el anciano , les llevo unos libros de versos de Federico , unos cuentos de Juan Rulfo , los miran rápidamente y los tiran al suelo . Ellos quieren otras satisfacciones , toman agua putrefacta , tienen las ropas mojadas y llenas de olores . Ese anciano que blasfema contra Dios, blasfema y lo custiona sobre el alma de los que mueren en viernes santo .
La vida y la muerte son dos irresponsables que siempre nos acosan hasta el colmo del espanto.
Allá hay unas piedras , me siento en una de ellas y me pongo a cantar unas coplas de Zitarrosa , la canción que siempre me gustó , y aunque siempre me faltaron versos y canciones , supongo que canté lo que pude y lo que quise . Se me acercan los peces y ellos son mi público , cada que termino les arrojo morusas de pan y entonces ellos se lanzan sobre el torrente para atrapar comida y se olvidan de mis canciones .
Ahora estoy en la conciencia de todos los que han muerto recientemente , parece que bebo sus pensamientos , sus experiencias en las cosas , sin embargo me siento apenado por hacer tanto alarde de tipo presumido , la verdad es que soy un ser malherido y con muchos defectos, que suda , come y caga como todos los demás . Seguramente seré carne de mar y alimento del futuro .
Alguien me despierta súbitamente y caigo en la nueva conciencia y en la realidad , lejos del mar , Altemar Dutra entona un bolero . “ Para qué quiero otros besos si tus labios no los puedo ya besar ”.
Mi carro echa humo , pero es un humo verde mar , que todos los malditos y mil veces malditos corruptos de gobierno local me colocan toda clase de obstáculos para joderme . Así que acosado por todos , me refugio en la intimidad de mi mar que ahora no es mar ya que voy trepado en un caballo que tiene la cola retorcida . Galopo veloz y siento la fuerza de sus patas traseras , soy mexicano de culo rancio , de nalgas rosas .
Me bajo del cuaco y miro varios féretros decorados en el arte kisch , por ejemplo ese lo decoró Richard Avedon , aquél otro dice que fue idea original de Miró . El mío debe ser aquél. Lo miré discreto , saqué un martillo y le empecé a partir la madre , primero le saqué los clavos , después le desgarré las telas finas . Más adelante a fuerzas de los golpes , lo despedacé hasta dejarlo convertido en pequeñas maderas . Llegué nuevamente al mar de los sueños profundos y saqué las astillas para arrojarlas una a una sobre ese mar de mares . Después , saqué mi cuchillo porque todo hombre que se precie de ser hombre siempre debe de llevar cuchillo . Lo tomé y a modo de la canción sombras nada más empecé a abrir lentamente , mis venas para verter la sangre a los pies de una mujer que sé que amé , pero que en la actualidad ya no conozco ni siquiera su nombre .
Mis orejas se destaparon porque cambié de posición al dormir. Canta rasposamente Bob Dylan, abro los ojos que para ese momento están en línea y la primera imagen conciente que recibo es la del asqueroso coreano que disparó sobre 31 muchachos. Dice Bob : Que cuántos años podrá resistir una roca a ser destruída por el mar; la respuesta amigo mío está en el viento “.
Original de Alfredo Arrieta Ortega.
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México.
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