Puerta colonial, virgen de Guadalupe en madera, cantos religiosos en gallego
Puerta colonial, virgen de Guadalupe en madera, cantos religiosos en gallego
Entro a una iglesia.
Me dirijo al fondo. Hay una puerta de grandes dimensiones.
Por lo menos debe de tener unos 200 años.
En este sueño soy una especie de curador. Debo de repararla.
Una mujer en vestido de pajaritos se acerca.
Me saluda, siento su manita huesuda como sin fuerzas.
Me pregunta que sí ya estoy listo.
Sí señorita.
La puerta no está tan maltratada. Pienso que con un trabajo minucioso quedará como nueva.
Eso esperamos.
La señorita se retira.
Toco la superficie de la puerta. El trabajo que realizaron para su construcción fue de primera. Maderas finas, tintas especiales. Estos sí que eran artistas.
Cuando me dispongo a efectuar el trabajo de mantenimiento descubro que a la puerta le faltan todos los herrajes en hierro.
La puerta tiene muchos cuadros de madera. En ellos estaban los herrajes. Ahora los lugares destinados para ello están vacíos.
Regresa la señorita.
Le explico la situación.
La mujer exclama un Jesús María y José¡
No me había dado cuenta.
Me pide la acompañe.
Subimos unas escaleras.
Entramos a una habitación.
Busca algo.
Yo estoy de pie.
Ella encuentra un libro con fotografías.
Busca apresuradamente. Encuentra la puerta.
Me muestra que efectivamente la puerta tenía originalmente unos herrajes.
Dios mío¡
Y ahora que vamos a hacer?
Cuando se entere el Obispo?
Ojalá que no la queme en leña verde señorita¡
La señorita palidece.
Los herrajes son insustituibles.
Ni modo hasta en los sueños hay rateros.
Me dedico a la puerta.
Entra una mujer de madera.
Ella camina suavecito como menéandose.
Ah caray¡
Es la mera mera¡
Sí una mujer de madera se dirige hacía mí.
Es la virgen de Guadalupe. Viene caminando hacia mí.
Puedo ver incluso todos los aditamentos que le rodean.
Ella me pregunta que sí ya casi acabo de entintar la puerta?
Sí Doña Guadalupe. En unos días más..
Es que le quiero pedir que cuando acabe le diga a la señorita que yo también necesito una remozada.
Miro sus manos y su cara. Le digo Creo que con una buena crema queda usted.
No qué crema ni qué nada¡
Yo soy de madera¡
Está bien. Le diré a la señorita sobre su deseo.
La virgen se aleja de la misma manera.
Se detiene ante un pedestal y se eleva hasta quedar con las manos juntas.
Entra un joven que habla peor que un perico.
Me dice que los muebles también deben de repararse. Le explico que a mí nada más me contrataron para que remozara la puerta. Y que en todo caso hable con la responsable.
El joven parece que no escucha y sigue hablando.
Entran muchas personas.
Un señor se pone de rodillas. Espera unos minutos y comienza a cantar algo religioso en gallego :
Seu Señor meu Deus do ceo, co seu infinito poder protexernos dos males do mundo.
Después se persigna. Y me dice en secreto que él tiene los herrajes.
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu
19 de Marzo de 2015.
Estados Unidos Mexicanos.
Entro a una iglesia.
Me dirijo al fondo. Hay una puerta de grandes dimensiones.
Por lo menos debe de tener unos 200 años.
En este sueño soy una especie de curador. Debo de repararla.
Una mujer en vestido de pajaritos se acerca.
Me saluda, siento su manita huesuda como sin fuerzas.
Me pregunta que sí ya estoy listo.
Sí señorita.
La puerta no está tan maltratada. Pienso que con un trabajo minucioso quedará como nueva.
Eso esperamos.
La señorita se retira.
Toco la superficie de la puerta. El trabajo que realizaron para su construcción fue de primera. Maderas finas, tintas especiales. Estos sí que eran artistas.
Cuando me dispongo a efectuar el trabajo de mantenimiento descubro que a la puerta le faltan todos los herrajes en hierro.
La puerta tiene muchos cuadros de madera. En ellos estaban los herrajes. Ahora los lugares destinados para ello están vacíos.
Regresa la señorita.
Le explico la situación.
La mujer exclama un Jesús María y José¡
No me había dado cuenta.
Me pide la acompañe.
Subimos unas escaleras.
Entramos a una habitación.
Busca algo.
Yo estoy de pie.
Ella encuentra un libro con fotografías.
Busca apresuradamente. Encuentra la puerta.
Me muestra que efectivamente la puerta tenía originalmente unos herrajes.
Dios mío¡
Y ahora que vamos a hacer?
Cuando se entere el Obispo?
Ojalá que no la queme en leña verde señorita¡
La señorita palidece.
Los herrajes son insustituibles.
Ni modo hasta en los sueños hay rateros.
Me dedico a la puerta.
Entra una mujer de madera.
Ella camina suavecito como menéandose.
Ah caray¡
Es la mera mera¡
Sí una mujer de madera se dirige hacía mí.
Es la virgen de Guadalupe. Viene caminando hacia mí.
Puedo ver incluso todos los aditamentos que le rodean.
Ella me pregunta que sí ya casi acabo de entintar la puerta?
Sí Doña Guadalupe. En unos días más..
Es que le quiero pedir que cuando acabe le diga a la señorita que yo también necesito una remozada.
Miro sus manos y su cara. Le digo Creo que con una buena crema queda usted.
No qué crema ni qué nada¡
Yo soy de madera¡
Está bien. Le diré a la señorita sobre su deseo.
La virgen se aleja de la misma manera.
Se detiene ante un pedestal y se eleva hasta quedar con las manos juntas.
Entra un joven que habla peor que un perico.
Me dice que los muebles también deben de repararse. Le explico que a mí nada más me contrataron para que remozara la puerta. Y que en todo caso hable con la responsable.
El joven parece que no escucha y sigue hablando.
Entran muchas personas.
Un señor se pone de rodillas. Espera unos minutos y comienza a cantar algo religioso en gallego :
Seu Señor meu Deus do ceo, co seu infinito poder protexernos dos males do mundo.
Después se persigna. Y me dice en secreto que él tiene los herrajes.
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu
19 de Marzo de 2015.
Estados Unidos Mexicanos.
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