Historias encontradas en el periódico el siglo de Durango.
Historias encontradas en el periódico el siglo de Durango.
Articulo Enviado por Omar Arrieta.
Durante la Revolución Mexicana.
Mandarinas, bolsas de trozos de caña y de cacahuates, reciben en 1os primeros puestos al visitante. Siguen después las gorditas, los tacos dorados, los buñuelos. Un hombre toca el tambor con ecos indígenas. Siguen los puestos de ropa invernal, quiote, esferas navideñas, sudaderas, tacos al pastor. Las bocinas de un aparato de sonido invitan a que se visite la carpa en donde se exhiben un marrano con dos cabezas, un gallo que nació con cuernos y una chiva de seis patas. La rueda de la fortuna gira con luces multicolores. Una mujer cumple una manda caminando de rodillas, ayudada por su esposo y una hija que diligentes le colocan sarapes para evitar que se le laceren las rodillas.
Algunos ejercitan la puntería con rifles de municiones. Hay ponches de a cinco pesos. Se vende ropa para mascotas caninas. Un grupo de matachines avanza a tambor batiente entre la multitud rumbo al Santuario. Puestos ofrecen docenas de rosas. Los tamales de Oaxaca hacen su aparición. Un hombre avanza de rodillas auxiliado por sus familiares que lo ayudan con chamarras sobre el pavimento, le quedan por avanzar como quinientos metros. Más adelante una joven hace lo mismo, sin sarapes ni nada que le evite el dolor de sus rodillas. Los puestos de imágenes religiosas no pueden faltar, y no faltan.
En el atrio dos grupos de danzantes bailan al son rítmico de sus tambores y sonajas concentrando a su alrededor a curiosos que atentos y asombrados siguen sus evoluciones ensayadas durante meses con fervor y ahínco. Ellos son de la colonia Maderera vestidos de guinda y de la colonia Santa Fe con atuendo blanco y rojo.
Del edifico del Santuario cuelgan tres pendones tricolores. En el de en medio que es más corto se perciben las siglas de la ACJM, que en buen cristiano quieren decir Asociación Católica de la Juventud Mexicana.
En el lado izquierdo un letrero dice: "Demuestra tu cortesía no empujando", y la cortesía quedó bien demostrada, pues no obstante que eran un número considerable los que querían entrar, nadie empujaba a nadie y todos lo hacían en orden y en concierto.
La multitud avanza rumbo al altar, obra refinada salida de las toscas manos de canteros, mientras que se dejaba escuchar el canto guadalupano salido de gargantas masculinas y femeninas que mucho se aproximan al canto cardenche: "Desde entonces para el mexicano, ser guadalupano, ser guadalupano, ser guadalupano, es algo esencial".
12 de diciembre de 1913.- La banda de música que dirige el maestro Julián S. Reyes se apresta a tocar en el Santuario de Guadalupe, en acatamiento de las órdenes del general Mariano Arrieta León, jefe de la 38. Brigada de la División Durango al mando del general Domingo Arrieta León, en acción de gracias por haber regresado con bien de la toma de Culiacán, a la que concurrieron para auxiliar a los generales Ramón F. Iturbe y Álvaro Obregón.
El clero, particularmente el alto clero, se había aliado con los hacendados, a quienes colmaban de bendiciones y de toda suerte de atenciones, por lo que los revolucionarios eran anticlericales, pero anticlericales y todo eran profundos creyentes católicos, y desde luego guadalupanos. Precisamente Pastor Rouaix, en su obra La Revolución Maderista y Constitucionalista en Durango, menciona que en su entrada a la ciudad de Durango el 31 de mayo de 1911, algunos revolucionarios portaban en el sombrero y en el pecho imágenes de la Virgen de Guadalupe.
Atendiendo entonces a ese fervor guadalupano de los revolucionarios, del que participaba él mismo, el general Mariano Arrieta dispuso que la banda que lo había acompañado a la toma de Culiacán, en la que inclusive algunos de los músicos tuvieron que pelear, tocara ese día 12 de diciembre de 1913 en honor de la Virgen de Guadalupe, para agradecerle haber vuelto con vida del infierno de Culiacán.
Para tal ocasión, pensó el maestro Julián S. Reyes, director de la banda, nada mejor que estrenar la canción que hablan traído de la toma de Culiacán y que el propio don Julián había instrumentado al silbársela un joven enamorado como producto de su propiainspiración.
Metales y tamboras estremecieron el aire con la Adelita, siendo saludada por los oyentes en su estreno mundial con disparos, gritos y sombreros al viento. De allí para adelante sería la Adelita el himno de combate de los arrietistas y el emblema musical más alto de la Revolución Mexicana.
Fue así como la Adelita se tocó por primera vez en Durango y en el mundo entero en homenaje a la Virgen de Guadalupe, madre de los mexicanos.
Hidalgo sabía lo que hacía cuando tomó como emblema la Virgen de Guadalupe. El tío Mariano también cuando ordenó que una banda de su brigada tocara en el Santuario de Guadalupe el 12 de diciembre de 1913.
Como el Gral. Obregón con su Cuerpo de Ejército, continuó después su avance hacia el Sur, dejando en Sinaloa al Gral. Iturbe con el cargo de Comandante Militar, y éste controlaba todo el estado, excepto el puerto de Mazatlán, el Gral. Mariano Arrieta se regresó con su tropa para Durango.
El Gral. Domingo Arrieta, cooperando con el Gral. Francisco Villa, desde el 24 de marzo al 5 del siguiente abril de 1914, participó en el ataque y toma a viva fuerza de la ciudad de Torreón, Coah; llevando a sus órdenes unos dos mil hombres.
Más tarde, unido al Gral. Pánfilo Natera, jefe de la 1ª División del Centro Constitucionalista, del 9 al 14 de junio de 1914, participó en el infructuoso ataque la ciudad de Zacatecas y días después, bajo las órdenes del Gral. Francisco Villa, jefe de la División del Norte Constitucionalista, del 20 al 23 de ese mismo junio, al segundo ataque y a la toma a sangre y fuego de esta plaza, habiéndole tocado atacar el día 23 al cerro del Crestón Chino y al de la Bufa, en compañía de las fuerzas de los generales Calixto Contreras, Martín Triana, José Carrillo y otros, destrozando en la Villa de Guadalupe a los restos de la guarnición federal defensora, los que pretendieron escapar por ese lado.
Al ocurrir después la escisión revolucionaria, permaneció fiel al Sr. Carranza, emprendiendo en su estado, desde septiembre de 1914 hasta junio de 1916, una activa campaña en contra de las fuerzas villistas que había allí, hasta conseguir expulsarlas de su entidad, habiendo asistido entonces a los siguientes hechos de armas: el 6 de diciembre de 1914 fue atacado el campamento de San José de la Boca, Dgo; lugar inmediato a Tepehuanes, plaza guarnecida por el general villista Petronilo Hernández, con unos 300 hombres, consiguiendo ocuparla después de corta lucha, el día 11 siguiente.
Después de este triunfo, trató de conquistar la población de Santiago Papasquiaro y no obstante que el 14 de ese mismo diciembre derrotó en las rancherías de Corrales y de Pascuales a una columna villista que trató de detener su avance, se vio obligado a replegarse ente el empuje ofensivo de sus adversarios que, al mando del Gral. Tomás Urbina, destacó en su contra el Gral. Villa.
Se refugió en Topia, Dgo; donde esperó el regreso de su hermano Mariano, que había ido al puerto de Veracruz para entrevistarse con el Sr. Carranza y solicitarle algunos implementos de guerra; éste se le incorporó en Agua Caliente, Dgo; el 8 de febrero de 1915, haciéndole entrega de los pertrecho conseguidos.
Como en el año de 1915, el Gral. Villa tuvo que retirar fuerzas de Durango, ante las derrotas que había sufrido en la zona del Bajío y en El Ébano, los hermanos Arrieta aprovecharon la oportunidad y primero se apoderaron de Tepehuanes y, avanzando de triunfo en triunfo, consiguieron entrar victoriosos a la ciudad de Durango el día 13 de agosto.
Pero sólo diez días el Gral. Arrieta estuvo en esta población, pues tuvo que abandonarla al aproximarse una columna villista, que se replegaba hacia el Norte, ante el avance de la División Constitucionalista que mandaba el Gral. Francisco Murguía, que se aproximaba amenazante a la región lagunera.
Al caer la plaza de Torreón, Coah; en poder del jefe constitucionalista y al sentir los villistas que ocupaban a la ciudad de Durango el avance de aquellos constitucionalistas sobre esta población, la evacuaron sin tardanza y los hermanos Arrieta la ocuparon definitivamente en 19 de octubre de ese 1915.
Durante los meses de junio a agosto de 1916, el Gral. Arrieta se opuso al avance de los americanos en la llamada Expedición Punitiva, estableciendo su base de Operaciones, después de los sucesos habidos en Carrizal, Chih; en la haciendo de Bustillos, Chih.
Además, de septiembre a noviembre de ese mismo 1916, combatió a los villistas en el estado de Chihuahua, asistiendo a los hechos de armas siguientes: ataque y toma de la ciudad de Chihuahua, el 16 de septiembre; combates en Río Florido, en San Isidro, en La Concepción y en Santa Rosalía Camargo, Chih; el 30 de octubre; en terrenos del estado de Zacatecas, el 3 de noviembre de ese año derrotó en Los Pinos a los villistas que mandaban los generales Emiliano G. Sarabia y Máximo García. Pasó después al estado de Coahuila, donde asistió al combate de Torreón, el 22 de diciembre de 1916 y a la recuperación de esta plaza el 2 de enero de 1917.
Es de aclarar que en el lapso del 1 de agosto de 1914 al 30 de junio de 1916, desempeñó los cargos de Gobernador Interino y Comandante Militar de su estado natal y, restablecido el orden constitucional, resultó electo Gobernador, cargo que desempeñó del 1 de agosto de 1917 al 24 de mayo de 1920, en que no quiso reconocer al gobierno emanando de la revolución de Agua Prieta, y abandonó la ciudad de Durango en actitud rebelde, manteniéndose levantado en armas hasta el 7 de mayo de 1924, día en que, con 28 hombres montados y armados, se sometió al gobierno federal, quedando entonces fuera del servicio militar, pues no se le reconoció personalidad militar.
El 11 de septiembre de 1927, por acuerdo del presidente, Gral. Plutarco Elías Calles, reingresó al Ejército en su empleo de General de Brigada, el cual gozaba desde el 25 de marzo de 1914, día en que fue ascendido a este grado por el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista y quedó en disponibilidad en la ciudad de Durango, hasta el 11 de agosto de 1944, en que se le concedió el retiro forzoso por edad, con el grado de Divisionario, empleo al que había sido ascendido desde el 16 de noviembre de 1941; en el concepto, de que en los años de 1936 a 1940, desempeñó el cargo de Senador de la República por su estado natal. Después, retirado a la vida privada, murió en la ciudad de Durango el 18 de noviembre de 1962.
De este general se cuenta la siguiente anécdota: en 1917, cuando realizaba su campaña política para Gobernador Constitucional del Estado de Durango sus oponentes trataron de nulificarlo, diciendo que era un iletrado, ataque al que respondió diciendo que en 1910, cuando se lanzó a la Revolución, nadie le preguntó entonces si sabía leer y escribir y que, en cambio, fue reconocido por los demás revolucionarios como Jefe del movimiento maderista en el estado de Durango.
(Fragmento de la obra “Generales de la Revolución”; Sánchez Lamego, Miguel Á; segundo tomo; 1981)
Articulo Enviado por Omar Arrieta.
Durante la Revolución Mexicana.
Mandarinas, bolsas de trozos de caña y de cacahuates, reciben en 1os primeros puestos al visitante. Siguen después las gorditas, los tacos dorados, los buñuelos. Un hombre toca el tambor con ecos indígenas. Siguen los puestos de ropa invernal, quiote, esferas navideñas, sudaderas, tacos al pastor. Las bocinas de un aparato de sonido invitan a que se visite la carpa en donde se exhiben un marrano con dos cabezas, un gallo que nació con cuernos y una chiva de seis patas. La rueda de la fortuna gira con luces multicolores. Una mujer cumple una manda caminando de rodillas, ayudada por su esposo y una hija que diligentes le colocan sarapes para evitar que se le laceren las rodillas.
Algunos ejercitan la puntería con rifles de municiones. Hay ponches de a cinco pesos. Se vende ropa para mascotas caninas. Un grupo de matachines avanza a tambor batiente entre la multitud rumbo al Santuario. Puestos ofrecen docenas de rosas. Los tamales de Oaxaca hacen su aparición. Un hombre avanza de rodillas auxiliado por sus familiares que lo ayudan con chamarras sobre el pavimento, le quedan por avanzar como quinientos metros. Más adelante una joven hace lo mismo, sin sarapes ni nada que le evite el dolor de sus rodillas. Los puestos de imágenes religiosas no pueden faltar, y no faltan.
En el atrio dos grupos de danzantes bailan al son rítmico de sus tambores y sonajas concentrando a su alrededor a curiosos que atentos y asombrados siguen sus evoluciones ensayadas durante meses con fervor y ahínco. Ellos son de la colonia Maderera vestidos de guinda y de la colonia Santa Fe con atuendo blanco y rojo.
Del edifico del Santuario cuelgan tres pendones tricolores. En el de en medio que es más corto se perciben las siglas de la ACJM, que en buen cristiano quieren decir Asociación Católica de la Juventud Mexicana.
En el lado izquierdo un letrero dice: "Demuestra tu cortesía no empujando", y la cortesía quedó bien demostrada, pues no obstante que eran un número considerable los que querían entrar, nadie empujaba a nadie y todos lo hacían en orden y en concierto.
La multitud avanza rumbo al altar, obra refinada salida de las toscas manos de canteros, mientras que se dejaba escuchar el canto guadalupano salido de gargantas masculinas y femeninas que mucho se aproximan al canto cardenche: "Desde entonces para el mexicano, ser guadalupano, ser guadalupano, ser guadalupano, es algo esencial".
12 de diciembre de 1913.- La banda de música que dirige el maestro Julián S. Reyes se apresta a tocar en el Santuario de Guadalupe, en acatamiento de las órdenes del general Mariano Arrieta León, jefe de la 38. Brigada de la División Durango al mando del general Domingo Arrieta León, en acción de gracias por haber regresado con bien de la toma de Culiacán, a la que concurrieron para auxiliar a los generales Ramón F. Iturbe y Álvaro Obregón.
El clero, particularmente el alto clero, se había aliado con los hacendados, a quienes colmaban de bendiciones y de toda suerte de atenciones, por lo que los revolucionarios eran anticlericales, pero anticlericales y todo eran profundos creyentes católicos, y desde luego guadalupanos. Precisamente Pastor Rouaix, en su obra La Revolución Maderista y Constitucionalista en Durango, menciona que en su entrada a la ciudad de Durango el 31 de mayo de 1911, algunos revolucionarios portaban en el sombrero y en el pecho imágenes de la Virgen de Guadalupe.
Atendiendo entonces a ese fervor guadalupano de los revolucionarios, del que participaba él mismo, el general Mariano Arrieta dispuso que la banda que lo había acompañado a la toma de Culiacán, en la que inclusive algunos de los músicos tuvieron que pelear, tocara ese día 12 de diciembre de 1913 en honor de la Virgen de Guadalupe, para agradecerle haber vuelto con vida del infierno de Culiacán.
Para tal ocasión, pensó el maestro Julián S. Reyes, director de la banda, nada mejor que estrenar la canción que hablan traído de la toma de Culiacán y que el propio don Julián había instrumentado al silbársela un joven enamorado como producto de su propiainspiración.
Metales y tamboras estremecieron el aire con la Adelita, siendo saludada por los oyentes en su estreno mundial con disparos, gritos y sombreros al viento. De allí para adelante sería la Adelita el himno de combate de los arrietistas y el emblema musical más alto de la Revolución Mexicana.
Fue así como la Adelita se tocó por primera vez en Durango y en el mundo entero en homenaje a la Virgen de Guadalupe, madre de los mexicanos.
Hidalgo sabía lo que hacía cuando tomó como emblema la Virgen de Guadalupe. El tío Mariano también cuando ordenó que una banda de su brigada tocara en el Santuario de Guadalupe el 12 de diciembre de 1913.
Como el Gral. Obregón con su Cuerpo de Ejército, continuó después su avance hacia el Sur, dejando en Sinaloa al Gral. Iturbe con el cargo de Comandante Militar, y éste controlaba todo el estado, excepto el puerto de Mazatlán, el Gral. Mariano Arrieta se regresó con su tropa para Durango.
El Gral. Domingo Arrieta, cooperando con el Gral. Francisco Villa, desde el 24 de marzo al 5 del siguiente abril de 1914, participó en el ataque y toma a viva fuerza de la ciudad de Torreón, Coah; llevando a sus órdenes unos dos mil hombres.
Más tarde, unido al Gral. Pánfilo Natera, jefe de la 1ª División del Centro Constitucionalista, del 9 al 14 de junio de 1914, participó en el infructuoso ataque la ciudad de Zacatecas y días después, bajo las órdenes del Gral. Francisco Villa, jefe de la División del Norte Constitucionalista, del 20 al 23 de ese mismo junio, al segundo ataque y a la toma a sangre y fuego de esta plaza, habiéndole tocado atacar el día 23 al cerro del Crestón Chino y al de la Bufa, en compañía de las fuerzas de los generales Calixto Contreras, Martín Triana, José Carrillo y otros, destrozando en la Villa de Guadalupe a los restos de la guarnición federal defensora, los que pretendieron escapar por ese lado.
Al ocurrir después la escisión revolucionaria, permaneció fiel al Sr. Carranza, emprendiendo en su estado, desde septiembre de 1914 hasta junio de 1916, una activa campaña en contra de las fuerzas villistas que había allí, hasta conseguir expulsarlas de su entidad, habiendo asistido entonces a los siguientes hechos de armas: el 6 de diciembre de 1914 fue atacado el campamento de San José de la Boca, Dgo; lugar inmediato a Tepehuanes, plaza guarnecida por el general villista Petronilo Hernández, con unos 300 hombres, consiguiendo ocuparla después de corta lucha, el día 11 siguiente.
Después de este triunfo, trató de conquistar la población de Santiago Papasquiaro y no obstante que el 14 de ese mismo diciembre derrotó en las rancherías de Corrales y de Pascuales a una columna villista que trató de detener su avance, se vio obligado a replegarse ente el empuje ofensivo de sus adversarios que, al mando del Gral. Tomás Urbina, destacó en su contra el Gral. Villa.
Se refugió en Topia, Dgo; donde esperó el regreso de su hermano Mariano, que había ido al puerto de Veracruz para entrevistarse con el Sr. Carranza y solicitarle algunos implementos de guerra; éste se le incorporó en Agua Caliente, Dgo; el 8 de febrero de 1915, haciéndole entrega de los pertrecho conseguidos.
Como en el año de 1915, el Gral. Villa tuvo que retirar fuerzas de Durango, ante las derrotas que había sufrido en la zona del Bajío y en El Ébano, los hermanos Arrieta aprovecharon la oportunidad y primero se apoderaron de Tepehuanes y, avanzando de triunfo en triunfo, consiguieron entrar victoriosos a la ciudad de Durango el día 13 de agosto.
Pero sólo diez días el Gral. Arrieta estuvo en esta población, pues tuvo que abandonarla al aproximarse una columna villista, que se replegaba hacia el Norte, ante el avance de la División Constitucionalista que mandaba el Gral. Francisco Murguía, que se aproximaba amenazante a la región lagunera.
Al caer la plaza de Torreón, Coah; en poder del jefe constitucionalista y al sentir los villistas que ocupaban a la ciudad de Durango el avance de aquellos constitucionalistas sobre esta población, la evacuaron sin tardanza y los hermanos Arrieta la ocuparon definitivamente en 19 de octubre de ese 1915.
Durante los meses de junio a agosto de 1916, el Gral. Arrieta se opuso al avance de los americanos en la llamada Expedición Punitiva, estableciendo su base de Operaciones, después de los sucesos habidos en Carrizal, Chih; en la haciendo de Bustillos, Chih.
Además, de septiembre a noviembre de ese mismo 1916, combatió a los villistas en el estado de Chihuahua, asistiendo a los hechos de armas siguientes: ataque y toma de la ciudad de Chihuahua, el 16 de septiembre; combates en Río Florido, en San Isidro, en La Concepción y en Santa Rosalía Camargo, Chih; el 30 de octubre; en terrenos del estado de Zacatecas, el 3 de noviembre de ese año derrotó en Los Pinos a los villistas que mandaban los generales Emiliano G. Sarabia y Máximo García. Pasó después al estado de Coahuila, donde asistió al combate de Torreón, el 22 de diciembre de 1916 y a la recuperación de esta plaza el 2 de enero de 1917.
Es de aclarar que en el lapso del 1 de agosto de 1914 al 30 de junio de 1916, desempeñó los cargos de Gobernador Interino y Comandante Militar de su estado natal y, restablecido el orden constitucional, resultó electo Gobernador, cargo que desempeñó del 1 de agosto de 1917 al 24 de mayo de 1920, en que no quiso reconocer al gobierno emanando de la revolución de Agua Prieta, y abandonó la ciudad de Durango en actitud rebelde, manteniéndose levantado en armas hasta el 7 de mayo de 1924, día en que, con 28 hombres montados y armados, se sometió al gobierno federal, quedando entonces fuera del servicio militar, pues no se le reconoció personalidad militar.
El 11 de septiembre de 1927, por acuerdo del presidente, Gral. Plutarco Elías Calles, reingresó al Ejército en su empleo de General de Brigada, el cual gozaba desde el 25 de marzo de 1914, día en que fue ascendido a este grado por el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista y quedó en disponibilidad en la ciudad de Durango, hasta el 11 de agosto de 1944, en que se le concedió el retiro forzoso por edad, con el grado de Divisionario, empleo al que había sido ascendido desde el 16 de noviembre de 1941; en el concepto, de que en los años de 1936 a 1940, desempeñó el cargo de Senador de la República por su estado natal. Después, retirado a la vida privada, murió en la ciudad de Durango el 18 de noviembre de 1962.
De este general se cuenta la siguiente anécdota: en 1917, cuando realizaba su campaña política para Gobernador Constitucional del Estado de Durango sus oponentes trataron de nulificarlo, diciendo que era un iletrado, ataque al que respondió diciendo que en 1910, cuando se lanzó a la Revolución, nadie le preguntó entonces si sabía leer y escribir y que, en cambio, fue reconocido por los demás revolucionarios como Jefe del movimiento maderista en el estado de Durango.
(Fragmento de la obra “Generales de la Revolución”; Sánchez Lamego, Miguel Á; segundo tomo; 1981)
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