EL TRAJE AZUL
EL TRAJE AZUL
No se que es lo que pasa en estos tiempos , tal parece que la realidad es como un sueño negro en el que no quisiéramos estar. Sin embargo al momento de la profundidad en el dormir no puedes saber si estás en lo real o no. Así es que por los atardeceres de febrero, ingeriste cerveza modelo y te cayó tan pesada que al intentar echarte una pestaña, caíste al desfiladero de lo que posiblemente será el más alla.
Trepado encima de un camión destartalado se encuentra tu padre, y lo sabes porque a tantos años de su muerte aún conservas su rostro y ademanes. El va vestido de traje azul y no porta corbata alguna, tal vez lo hizo de esta manera porque extrañaba su pañuelo rojo atado al cuello. Alza una mano como quién ofrece un discurso, lo miras en actitud absorta, te acercas para escuchar mejor y descubres una vez más quien es el verdadero.
UN SEÑOR.
Ahora estás con un señor de quien notas que habla poco Castellá,te pregunta como se puede ir a la cárcel. Le dices en una suerte de broma que matando a algún buey, robando a uno que otro pendejo etc, etc. El hombre comprende tu chiste y te comienza a platicar como si te conociera de todo el tiempo. Te dice que tiene dos hijos. El primero está preso , porque algo hizo. Dice que llegó una noche a dormir en la casa del padre, pués cuando se le hace tarde lo prefiere ya que su casa matrimonial está hasta Montevideo. Llegó sigiloso por ser las tres de la mañana, buscó acomodarse en un sofá y se tapó con una cobija. Momentos más tarde tocaron duramente a la puerta. El joven se sobresaltó y decidió abrir. Se encontró que había cuatro señores. Dos de ellos parecían Chiapanecos, los otros dos eran policías. Los dedos de los sureños lo señalaron como al hombre que los había asaltado. El joven aún dormido no sabía que contestar. Lo hicieron preso y se lo llevaron directamente al centro de pagar las penitencias. Dice su papá que ya lleva metido tres años. Solo le faltan unos meses para salir.
Del otro hijo que tiene dice que también está preso. A este lo culparon de robarse doscientos pesos mexicanos. El muchacho siempre lo negó, pero de nada le sirvió. Dicen lo mal pensados que las leyes en México son tan corruptas que primero te hacen culpable y el pedo es cuando intentas comprobar que eres inocente.
Le dices al señor que sea honesto, y que si el está convencido que sus hijos son inocentes, o sí en verdad son amigos de lo ajeno. El hombre no tartamudea y te dice con toda confianza que está convencido de que los muchachos son inocentes.
LOS CALAMARES.
Te encuentras en un tugurio de esos que se llaman de mala muerte. Lo increíble del asunto es que a pesar de que estás en un sueño, puedes escuchar música de cabaret: “ Aquí estoy entre botellas, agobiado por los humos del alcohol, celebrando a mi manera, la derrota de mi pobre corazón. Hay como diez mujeres que te dan su sexo por dinero. Tú te encuentras sentado en unas bancas y miras como bailan las parejas pegadas cuerpo con cuerpo. Algunas de ellas se besan con tantas ganas que parecen tragarse. Hay otras clases de putas que no te permiten los besos en la boca, dicen que esto es para no crear lazos afectivos que los puedan unir. Así que cuando alguno intenta darlo, ellas esquivan y giran su cabeza a la izquierda o derecha según sea el caso.
También miras la entrada del lupanar y descubres como los que se dicen hombrecitos en la acera no son más que unos pinches mariquitas sin calzones.
Llegan a la barra en donde un cantinero gordo y de aspecto repulsivo sirve los tragos de aguardiente y de reojo echa unos vistas a la televisión en donde Penélope Cruz recibe un oscar por su actuación de Vicki Cristina Barcelona.
Atrás de ti hay una ventana en donde hay una Avenida que se llama Camarones, está se encuentra repleta de agua, no transitan más que peces. Pasan barcos en lugar de carros. Notas que hace algo de calor como si fuera trópico. A la altura de donde se encontraba la glorieta nadan unas mujeres sin traje de baño. Miras sus brazos que se extienden elegantes y cada que dan la brazada levantan discretamente sus nalgas que parecen que te llaman.
Hay además un patio que te traslada a un cuarto de tal humedad. Empiezas a tiritar. Descubres que un ligero dolor de estómago comienza a fastidiarte. No sabes que estás soñando y que las dolencias reales son de que te estás cagando. Te paras con las piernas abiertas y de tu culo comienzan a salir dos calamares que parecen pulpos. Son babosos, son como gemelos y piensas que los pariste. Las dos piernas te están sangrando. Buscas un papel y tomas sus cuerpos aguados y sin esqueleto. Los depositas en unos botes que se aparecen en una esquina. Los calamares pulpos comienzan a crecer. Abres los ojos y descubres con desagrado que necesitas pañales desechables….
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