LOS ROSTROS DE AMPARO, JALANDO UNA CAJA,CARRO INUNDADO,MUJER VIUDA
























He soñado a Amparo veinte veces. Nunca la conocí pero sabía que existía. Quizá nació en un país del sur allá en dónde las pampas son extensas. Pero eso no fue obstáculo que me impidiera amarla. Cada oportunidad que tuve de soñarla hacía un recorrido del sueño sin olvidar ningún detalle y lo escribía. Además al dar las diez de la mañana Dibujaba su rostro.

 Cuando fui muchacho tomé un curso de dibujo. Sabía plasmar cualquier cara, su expresión lo que fuera. Por ejemplo mira esta cara de Amparo. Con su pelo negro, sus cejas delineadas, sus labios rojos sus ojeras profundas, sus mejillas rosadas. Que mujer tan hermosa. Los otros 19 dibujos son parecidos pero sí te percatas tiene ligeros cambios. Estos dibujos los tengo grabados en mi cerebro… Amparo es todo…



Camino por un pasillo de un quinto piso. Veo en el fondo a la fría. Ella va arrastrándo una caja enorme. Me acerco y le digo que con gusto le ayudo. La fría me pide que no cargue la caja. Quiero que solamente la arrastre. ¿Intrigado le pregunto que si lleva alguna cosa frágil?. Si me dice la fría va mi corazón. ¿Así literalmente? Bueno mi corazón físico no va en la caja, va mi corazón porque voy a hacerlo llegar a su destinatario.



Con el tema aclarado arrastro la caja cuidando que no vaya a sufrir ninguna fractura. Llegamos a una habitación. La fría lleva en las manos una navaja, de inmediato abre la caja. Saca una botella de cristal azul y verde. Dentro de esta hay una bailarina que baila, se gira despacio acompañada por una música bella. La fría toma la botella y me la entrega. Me dice que me pertenece… Ahora comprendo todo…




 Acabo de comprar un carro blanco. Es un modelo de finales de los años sesenta. Está perfectamente bien cuidado, pagué lo justo. Ahora el carro es mío. Voy avanzando por una calle principal de México llamada Reforma. A un lado puedo ver el edificio de la embajada norteamericana. Al pasar por este lugar el carro se detiene. Presenta alguna falla. Me bajo para tratar de arreglarla. No le encuentro, decido buscar ayuda. Veo un periódico en donde alguien ofrece su servicio para arreglar carros. Le digo a mi hijo que me espere y que sí llega la grúa le diga que no me tardo. Veremos que pasa.

 Camino hasta la esquina. Pasan dos negros jóvenes en un carro muy viejo. Les digo que sí me pueden ayudar y que les pagaré bien. Se quedan pensando pero parece que no les inspiré confianza. Los hombres se bajan del auto y cruzan Reforma. Los alcanzo para decirles que no hay mentira en lo que les digo. El más joven me dice que como están los tiempos no pueden confiar en nadie. Les digo a gritos que sí gustan les enseño el periódico en donde un señor ofrece sus servicios por arreglar carros descompuestos. No me hacen caso y se van.


 Preocupado por la grúa me regreso.

 El carro está acomodado entre otros vehículos más grandes. Le pregunto a mi hijo que fue lo que pasó. El me explica que antes de que cayera el aguacero el señor que cuida los carros le dijo que lo metiera en este lugar. Bueno pues. Ahora lo que tenemos que hacer es hacer que arranque el motor para poder irnos. Al intentar abrir una de las puertas descubro que el carro está inundado por dentro. Dejo el agua, ahora lo que me preocupa es que encienda.



 Me dirijo al edificio de la embajada. Ahí tres mujeres rubias esperan y hablan con una persona. Me acerco a la rubia y le pido que me preste unos cables. La rubia de ojos azules me pregunta que le explique que le pasa al carro. Le respondo que ya no quiere arrancar. Ella le dice a la persona con la que habla que en un rato regresa por su papel. Salimos. Llegamos al carro, la rubia se inclina, tiene un culo hermoso. Mete sus manos entre los fierros, corta unos cables con su boca, se corta un labio pero no le importa, luego los une. Me dice que encienda el motor, el motor prende. Le digo a la rubia que cuanto le debo, ella me dice que no es nada solo me pide que le dé un beso en los párpados. Así lo hago, la rubia se sonríe y se va por su papel.




 Una mujer llega con un carro de supermercado. Lleva los víveres para todo el mes. Esta mujer va acompañada por su mamá. La mujer me dice que me haga para atrás porque va a meter sus cosas en su carro. Abro la puerta. La mamá toma una charola con pan . Le digo que esa charola es mía y con los panes por supuesto. La mujer parece que no me escucha y los toma. Le insisto que los panes con la charola es mía.. Comenzamos a pelear.

 Tomo los panes de la charola de ella y se los arrojo en la cara. Le digo que sí los panes no son para mí pués para ella tampoco.

 Debo de hablar con una mujer que es funcionaria en una escuela. Le expongo mi problema que por ahora no recuerdo. La mujer me escucha atenta. Luego me da la solución. Le extiendo la mano y me despido. En el camino a la salida voy pensando en su belleza.


 A la salida me topo con Maxine. Le comento sobre la mujer que acabo de conocer. Ella es viuda. Su esposo acaba de morir. Comienza por darme detalles. Me dice que era un literarto que salía en la televisión.


 Pero ese señor tenía más de noventa años. Como fue que ella se casó con él. Quien sabe me dice Maxine. Ella es mi amiga me dice. Cuando la vea le voy a preguntar. También dile que me dejo impresionado.

Maxine se rie y me dice que no tengo oportunidad.

 ¿A Dios y eso porque?

 Mirate las canas.
 ¿Y eso qué?. El fierro todavía me funciona y muy bien…

 Maxine se rie y me dice que no lo duda…..

 Original de Alfredo Arrieta

 Para elpueblodetierra
Nec spe, nec metu
 14 de Julio de 2013

. Estados Unidos mexicanos.







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