LIBIA

LIBIA




























Extrañamente me encuentro en un país que se llama Libia. Veo una multitud. Me parece que están celebrando una acontecimiento deportivo. Veo que viene marchando la delegación mexicana. Son como veinte personas. Ellas van vestidas de blanco y rojo. Al verlos decido que tengo que hablar con ellos para que me puedan ayudar y acaso regresar a mi país.


 Descubro que también voy de mismo color. ¿Es posible que haya sido seleccionado para participar en alguna prueba?: No lo sé. Me acerco. Uno de los señores que marchan al ver mis intenciones me saca las manos y me avienta. Me dice que yo no soy de México. Le respondo que africano no soy . Que vea mi pinta. No le importa. No me deja meterme en la fila de mexicanos.


 Decido  caminar. Tengo que pedir ayuda de alguna forma. Como saben en los mercados hay gentes de todo tipo. Me sorprende que en este país hablen español. Todos hablan una especie de español raro. Lo bueno es que les entiendo bien. En una calle aledaña veo a un grupo de mujeres vestidas de negro solo les sobresalen los ojos. Veo con un micrófono en la mano a Ricardo Rocha. Pienso que es mi oportunidad para salir de aquí. Cuando intento acercarme salen las manos de las mujeres de negro y me dicen que yo no tengo ningún derecho porque no soy mexicano. Le grito a Rocha. El me dice que le enseñe mi pasaporte. Lo saco apresuradamente . Ricardo lo ve y me dice que soy Africano.

 Más tarde entro a una casa. Veo en el lugar muchas cajas. Decido abrir una. Hay casettes y radios. Pienso que sí me robo uno lo podré vender en el mercado y quizá pueda sacar para el boleto de regreso. Me retiro. Veo a un hombre de barba. Le muestro el radio. Me dice que no le interesa. Que prefiere comprar un camello. Le pregunto que cuanto estaría dispuesto a pagar por un camello. Siete monedas de oro..


Con esa respuesta, me voy corriendo. Tres kilómetros más allá. Veo un grupo que cruza un desierto. Me acerco y les digo que sí me pueden llevar al oasis. Me miran escudriñándome. Uno se conduele y me dice que me suba al camello de atrás.. En un descuido le pico la panza al animal que sale disparado. Los libios tardan en reaccionar y yo me les escapo.. Soy un diablo..


 Regresos con el señor. Le muestro el camello. Lo revisa minuciosamente. Me pregunta sí no me lo robé.

No señor, soy decente.

 Eso le basta.

 Saca tres monedas de oro y me las entrega. Me voy de prisa. Quiero comprar un pasaje que cuando menos me ponga en América Latina. Al pasar por una casa sale un joven y me dice que debo de llevar unos botes con huevos. Me intrigo y entro. Miro sobre una mesa varias cubetas y botes. Le pregunto que a donde los debo de llevar. Me responde que con los señores de la caravana de los camellos. De inmediato pienso y los relaciono, Esos deben de ser a los que les robé el camello. Le digo al joven que yo no puedo hacerlo porque en estos momentos me voy a México. Me mira de forma extraña y me dice : Sí tú no eres de México, tú eres libio. No jodas mano. Si quieres te canto completo el himno nacional de mi país. Me dice que no me van a creer que soy mexicano. Toma un espejo y me dice mírate.. Me veo y traigo turbante y barba negra.. Soy un libio.



 Dándoles una adelanto del sueño de anoche les quiero comentar que de pronto me ví en la secundaria. Ahí esta uno de mis compañeros de ese entonces. Le decían el pollo. Se peinaba con un flequito. De pelo lacio era el pollo. No recuerdo por más que le busco y le busco como se llamaba. Nunca lo volví a ver. Me dice que le acompañe porque ya va a comenzar la ceremonia. Así que nos vamos… Hay como unos 400 alumnos. Yo estoy entre ellos. Sale Jorge que era el director. Intento decirle al pollo que todo esto e s una mera ilusión, un sueño que estoy teniendo esta noche del siete de Julio. No me cree y me pide que me calle colocándose un dedo entre los labios. En un momento puedo ver que los antiguos salones ya no están. Ahora es solamente un terreno baldío, con ramas, piedras. No hay nada más.

 Vuelven las imágenes. Le digo al pollo que me tengo que ir. Como quieras me responde. Todo se desvanece..


 Me asomo a la calle. Estoy en Claudio Arciniega. Se detiene una camioneta pintada de anaranjado. Es un tipo que antes era tartamudo. Ahora habla bien. Sale también al fría le dice que se vaya para el pueblo. El hombre obedece, saca las llaves de su chamarra , mete la indicada o a la que conoce , arranca el motor y se va. ¿ Es entonces que le pregunto a la fría que sí el señor llevaba dinero para la gasolina y las casetas? Sepa, me dice. No le pregunte. Ni modo.




 Debo de acudir a un domicilio a comprar carne de cerdo. La puerta está abierta. Esta situación es rara porque casi nadie la deja abierta con tanto pinche ladrón. Entro a un cuarto. El cuarto se encuentra desordenado. Hay una cuna. En la cuna un niño como de un año. El niño está parado y agarrado de los barrotes de madera. Me acerco y le digo cerdito cerdito. El niño se ríe.


 Hay en una de las paredes unas repisas. En las repisas muñecos. Uno de ellos se mueve. Pienso que el muñeco se va a caer. Intento agarrarlo pero el muñeco se detiene en la repisa de más abajo. No se cae, llega hasta el suelo, se vuelve a mover y se aleja.


 Entra una señora. Le digo que sí ya me tiene lista la carne de puerco. Nomás que pasen las votaciones. Es que los cerdos andan ocupados. Esta señora tiene el humor negro bien ácido.


 La señora se gira y yo aprovecho para echar manteca sobre una cama..


 Ahora voy caminando por una avenida. Es una avenida empinada de esas en las que te cuesta mucho subir. En una esquina un hombre de sudadera roja me dice que le dé las tablas que llevo conmigo. Se baja de su camioneta y abre la puerta trasera. Le doy las tablas. El hombre las deposita. Le digo que no se vaya a cortar porque las maderas tienes una láminas que alguien le clavó. Las deposita y me dice que debemos irnos.


 Coloca un aparato sobre un fierrito y le dá tres toques. El motor hace como que se enciende pero se vuelve a apagar. Pasan dos señoras. Una nos dice que esos pinches carros ya nos los fabrican como antes. El hombre logra echar a andar el motor, ahora sí nos vámos..


 Al estar sentados notamos que sale humo de la parte delantera. Uta ¡. Nos bajamos y descubrimos que el carburador tiene una fuga de gasolina.. Le digo al hombre que tengo que ir por una llaves. El se ofrece y me dice que lo espere. Me cruzo de brazos mientras este se aleja avenida abajo.


 Después que me fumé dos cigarros le veo venir trae varias pinzas en las manos. Me pregunta cual necesito. Le respondo que a mí me encabrona aprenderme los número que traen las llaves. Solo agarro la que le queda a la tuerca. Ah?. Bueno. Con la llave que me acomodé empiezo a apretar. Lo hago tan fuerte que no solo aprieto la tuerca sino que arranco toda la parte de enfrente. Le digo al hombre que no se preocupe que todo tiene arreglo menos la muerte.


 Pienso…


 Saco mi teléfono y hablo. Me contesta la voz de una señorita. Le digo lo que me sucedió y que por favor me mande a esta esquina un vehículo con todas las comodidades. Que tenga una cajuela grande porque tengo que llevar mucha carne de cerdo… No hay problema en un ratito va para allá. Quedamos a la espera. Saco de nuevo mis cigarros le ofrezco uno. Fumamos y esperamos…..


 Original de Alfredo Arrieta
 Para elpueblodetierra Nec spe, nec metu
8 de julio de 2013
Estados Unidos mexicanos.





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