LA FRIA



LA FRIA

Ni él mismo sabe cual pudo haber sido la razón de tener que compartir sus días con esta mujer.

Habiendo millones de mujeres distribuídas por el mundo le tuvo que tocar la fría.
Cuando vivió sus años mozos nunca tuvo ni siquiera un acercamiento con ningúno. Dicen que una ocasión un joven que se llamaba Mauricio intentó tocarle la mano y ella al sentir el roce , no se le enchinaron los pelillos del brazo.

Ella era lo que en el argot se llama bonita, tenia buen cuerpo, piernas largas, un culo que a cualquiera le pudiera parecer delicioso. Pero la fría a pesar de estas armas, no era capaz de calentarse con nada.

Yo era un tipo insistente y esta vieja no se me escaparía. Buscaría toda clase de argumentos para poder despertar su libido.

Empecé primero por mandarle poemas que escribía en la juventud. Buscaba su reacción. La pinche fría tiraba mi papel.

Luego acudía a la tienda con la intención de comprarle los mejores chocolates. Así que llegue hasta ella, le ofrecí la caja con las intenciones de que siquiera mostrara un rubor en sus mejillas. La pinche fría apenas dijo gracias.
Una vez me acerqué y la rodee de la cintura, era como si hubiera agarrado un costal. La fría no se inmutó.

Yo era perseverante y no permitiría que su gélido carácter me hiciera su presa.
Otra vez la invité al cine y le compré palomitas de maíz. La bolsa caliente y las manos de la fría frías.

Escogí a propósito la película. Era una donde las piernas de Sharon Stone se entreabrían con la intención de provocarle los calores más intensos a Michael Douglas. La fría veía la pantalla sólo por ver. Busqué su rostro para plantarle un besito y la fría prefirió comer rosetas de maíz.

Un poco antes del intermedio, acerqué su mano al rumbo de mi bragueta, haber si cuando sienta el tamaño de mi verga la fría reacciona. No fue así . Fue como si ella sujetara un paquete de cartas.

Descontrolado busqué un mejor plan que me llevaría directamente a su cama.
Me acerqué a ella con un sobre. Le pedí que lo abriera y lo primero que descubrí fue que sus ojos se hicieron grandes y un brillo que nunca vi le apareció al mirar los billetes.

Pero como yo era muy directo le dije que los tendría a cambio de unas horas de placer.

Que hay que hacer dijo la fría. Le expliqué que iríamos a las afueras del pueblo y si era posible más allá. Esto con el propósito de que no se supiera .
Así que alquilé una cabaña en lo alto de la montaña. Nos registramos como si fuéramos esposos. Después entramos por una puertita que según yo me llevaría al cielo de los mejores orgasmos.

Le pedí se pusiera cómoda y la fría, abrió una maleta verdosa. Extrajo una tanga roja y se marchó al interior de un baño estilo colonial.
Apresuradamente me quité la ropa y no pude evitar que el chile adquiriera dimensiones asnales.

Salió la fría dibujando su silueta de amor. Se acercó a la cama y comencé a besarla. Me pidió los euros, se los dí, esta parece puta madrileña, cobrando y haciendo pensé. La bañe de besos, la toque por todas partes y la fría no mostraba que sus termómetro subiera ni una raya.

Busqué mis mejores armas y utilicé la lengua. La lamí en el medio de sus piernas y ella ni siquiera se estremeció.

Le acerqué el glande y noté que su piel bajaba de temperatura. ¿Que estás muerta le pregunté?. Su respuesta fue de invierno. Es que nada me inspira y se quedó con los brazos cruzados mirando un paisaje.

¿ Oye fría y si te doy un empujón de tripas o te mido el nivel de aceite?.
Como quieras, el caso es que yo reciba lo que me prometiste.
Precavido como soy corri a tomarme dos azules. Le solicité pusiera su culo dirigido a la luna. Me trepé feroz y le tupi y le tupi.

La fría era de la República Checa. Ahí los fríos bajan la lívido y hasta las palabras salen frías.

Descubrí mi fracaso y le pedí se casara conmigo. La Checa expreso que estaba bien y me dijo que el fin de semana le parecía apropiado….

Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Para elpueblodeletras.
Nec spe, nec metu
Estados Unidos Mexicanos.

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