MEAR...



MEAR

Jim Jarmusch.

Ahora que las noches de invierno son más largas y que la oscuridad es turbia y negra , me encuentro en un restaurante de, Memphis, Tennessee , descubro a un malandro que ubica a una italiana a la que se le murió el esposo , este pillo , la contacta para decirle una historia en donde una vez al andar en carretera descubrió a una persona parada en el camino le pedía un aventón hasta la ciudad , dijo que no se detuvo y que más adelante otra gente y otra que también le pedían los llevara . Le dijo también a la italiana que todas las personas tenían la misma cara . Por fin en las afueras decidió detenerse , subió un joven y explicó como era el tono de su voz , después le dijo que le tendría que hacer un favor. Dentro de un año , debería entregarle a una mujer que viniera de Roma un peine . El peine era por supuesto de Elvis Presley . Así que sin más por hoy cierro los ojos , la película de este sueño de un señor Jarmus me ha podido proyectar al sótano de mis propios sueños .

Me encuentro en primer lugar a Camerina cuando tenía cuatro años , ella va vestida con una pijama de flores , se encuentra descalza y con el pelo enmarañado . Sus ojos grandes me dicen que necesita algo . Me acerco con la prontitud que me es posible y me dice con su boquita apenas imperceptible que quiere mear. La tomo de la mano y la llevo hasta un puerta que supongo es el baño . Estoy en una casa que nunca había visto , no me es familiar , pero estoy dentro de ella . Camerina se pierde como si se desvaneciera , no la vuelvo a ver jamás .

Ahora estoy por los rumbos de un Chapultepec como en los años 70 , esos lo sé porque estoy vestido con unos pantalones que se llamaron acampanados , además llevo mis pelos de hipiee , y un chaleco de cuero que portaba casi a diario , esto porque me gustaba mucho y además no me costó ningún centavo .

Camino por una callecita de ese parque , de momento un hombre se aproxima a mi persona y me pide saber por la hora , lo miro de reojo apenas y sigo caminando sin acceder a sus deseos . De momento el hombre me sigue hasta un baño público al que yo he entrado , cuando me dispongo a mear , el hombre se me abalanza por detrás y me sujeta con violencia , intento zafarme dándole una patada , después un golpe en la cara , el hombre es corpulento y me somete , me coloca unas esposas y quedo atrapado a sus deseos . En otro ángulo del mismo baño una cabeza se asoma para pedirme ayuda , aparece y desaparece una y otra vez , luego gritos , luego llanto , luego silencio . El hombre me deja y va en busca de ese otro , regresa después de unos minutos con la cabeza inundada de sangre y una expresión que no es tristeza . La deposita en el suelo y busca una sierra para cortar la mía , la logra encontrar en una maleta verde soldado .

En mi miedo le escupo a la cara y el hombre comienza a fundirse como si fuera estaño , busco la llave que me detiene y la encuentro en su bolsillo , con frialdad que yo no tengo abro las ataduras de fierro y me alejo andando . Repentinamente abro los ojos y me parece que estoy agitado , me levanto apresuradamente , busco una chanclas que nunca tuve y llegó al cuarto a mear abundantemente….


Original de Alfredo Arrieta Ortega.
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