SIGLO 21



Lluvia, vino y Serrat


Aunque nuestro invitado nació en Barcelona en diciembre de 1943, para orgullo de la España Andariega y descalza como la llamaba otro brillante español, José Ortega y Gasset.

Su profesión es repartir la esperanza y devolver las utopías, pero para los inventarios personales también es ingeniero agrónomo, cantante, compositor, músico, interprete y poeta. Ha cantado en muchas lenguas, aunque prefiera cantar en español y soñar en catalán antiguo. El no lo sabe, pero muchos de mi generación le deben a sus canciones el primer beso, la primera entrega del amor furtivo y conocer y enamorar, con la literatura de los grandes, vale decir, Antonio Machado, Miguel Hernández, Rafael Alberti, León Felipe y Mario Benedetti.

Ha pagado el precio de ser él mismo, por cantar en español en tierra catalana y por cantar en catalán en tierra de castizos, pero nada ha torcido su rumbo de cronista del canto y de la pena, de la desesperanza y el desarraigo, de la solidaridad y la poesía.

Sus posiciones contra el fascismo en España le obligan al exilio y en su peregrinar no hace otra cosa que reencontrarse con el folclor, poniendo su arte al servicio de la copla, el bolero, el tango, y la nueva canción latinoamericana. Aunque su fuerte es la canción, ha hecho cine con bastante éxito: Palabras de amor (1968) La larga agonía de los peces fuera del agua (1970) Mi profesora particular (1972) La ciudad cremada (1976).

Más de 60 producciones discográficas y una decena de producciones colectivas, atestiguan una de la más honrosa y cualitativa carrera de artistas hispano alguno. Ante la pregunta de quién tiene fama y quién tiene éxito en arte, debemos mirar hacia la trayectoria de Joan Manuel Serrat, quien como hombre público, como estudiante, como profesional, como artista y como ser humano, ha servido de modelo de hombría de bien y de estatura espiritual para su generación y para el porvenir. Ahora que nos cubre una temporada lluviosa, regálese el deleite de asistir al milagro repetido de escuchar a Serrat.

Con amor del bueno, si se puede, o con amor del malo, si no hay de otro, vino del color del momento y Serrat, besos a capella o musicalizados y Serrat, caricias como prolongación de la vendimia y Serrat. Elija un disco compacto al azar o que ella lo cante, descalza y con el pelo suelto, pero no deje pasar esta lluvia, sin escuchar nuestra mejor poesía en la voz de Joan Manuel. “…

“…Una mujer desnuda y en lo oscuro tiene una claridad que nos alumbra de modo que si ocurre un desconsuelo un apagón o una noche sin luna es conveniente y hasta imprescindible tener a mano una mujer desnuda. Una mujer desnuda y en lo oscuro es una vocación para las manos para los labios es casi un destino y para el corazón un despilfarro una mujer desnuda es un enigma y siempre es una fiesta descifrarlo. Una mujer desnuda y en lo oscuro genera una luz propia y nos enciende el cielo raso se convierte en cielo y es una gloria no ser inocente una mujer querida o vislumbrada desbarata por una vez la muerte…”

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