LOS SUBURBIOS DEL SUEÑO 2

LOS LOS SUBURBIOS DEL SUEÑO 2.

No sabes ni por qué , pero esa tarde de septiembre de 2005, la viste toda gorda, no era una gorda que esta gestando, nó, era una gorda de comer. Allí estaba toda cerda, comiendo y comiendo, su único interés era ingerir lo que se pudiera. Después viste a Moisés que solo miraba el proceder de esa gorda, parecía preguntarse porqué comía tanto. Moisés bebía un pulque , que por acá en los llanos de Apan se consideraba una bebida ancestral ahora ya no . Ahora se toma cocacola . Ahora ya nadie sabe de sus sabores de cuando se extraía el neutle de la verde planta, llegaba el tlachiquero y procedía a chupar con paciencia . A sus pies descansaba una cubeta como con cuatro litros, metía su jarrito y lo llenaba, después lamía sus bigotes de gato largo y se dedicaba a apuntar sus números matemáticos en ese pizarrón, escribía fórmulas que siempre te cansaron, y nunca comprendías el significado del cálculo integral, después frotaba sus manos para eliminar el polvo del gis . Así era Moisés.


Por allá, en aquél sitio abríste la puerta del suburbio, y siempre quedas complacido de que los colores de tus sueños son siempre de un nítido, que en la vida real no lo miras nunca. Caminas despacio y allá sentada la hermana de Saúl, esa chica con rasgos del Japón, cada que aparece en la televisión la Señorita Cometa te acuerdas de ella , su nombre era Elsa. Elsa era una joven que siempre andaba por el mundo tratándo de engullirlo nunca lo logró , ¿que sería de ella ?. Subes los escalones de ese salón y entras por una puerta entreabierta, sobre una alfombra de colores entre verdes y lilas, una mujer que puede ser tu esposa, no lo sabes porque está de espaldas, se besa con un tonto, que no lo es tanto, la besa tan sabroso que esperas a que le frote los labios, después te acercas, te quitas tu saco azul que se llama makinoff, llegas a su vera y con suma amabilidad les estampas unos golpes en la cara . Ella cae llorosa , se limpia las lágrimas, mientras tú le gritas perra inmunda ¡ y él sale espantado sin voltear para atrás. Sacas una arma de fuego te disparas y caes en medio de sangre. Tu alma mira confundida, se sienta como comprendiendo, toma el control de la televisión, la enciende y mira la carita de un oso que dice : Yo soy Winiee puu....


Material de archivo de Alfredo Atrrieta Ortega

Original de Alfredo Arrieta Ortega.

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