100 AÑOS



Atahualpa Yupanqui 1908-2008: cien años de soledad

Hoy se cumple el centenario de su nacimiento. Edificó una obra monumental. Como nadie, le cantó a la soledad, el silencio y las tristezas del "paisano". Sus canciones están más vigentes que nunca. Murió en Francia, en 1992.

Por: Mariano del Mazo



EN JAPON. VIAJO AL LEJANO ORIENTE EN MAS DE UNA OPORTUNIDAD. SUS OBSERVACIONES DEL JAPON LAS PLASMO EN EL LIBRO "DEL ALGARROBO AL CEREZO". PARTE DE SU POETICA SE PUEDE RELACIONAR CON EL BUDISMO ZEN.


Si bien es cierto que la coincidencia cronológica multiplica por estos días su nombre en toda la Argentina , también es cierto que como artista popular está asentado en un meseta de vigencia desde hace décadas . Es una vigencia sólida , sin impacto . Reverbera más allá incluso de la Argentina y nada tiene que ver con homenajes, plaquetas y notas periodísticas: se acerca bastante al ideal de anonimato que Yupanqui postuló en El canto del viento y que refiere a la misma definición de folclore . Hoy , y desde hace mucho tiempo , Chacarera de las piedras , La añera , El alazán , Luna tucumana , Camino del indio , Zamba del grillo , Los ejes de mis carreta , El arriero , Los hermanos y tantas más vienen explicando , en cada peña , la diferencia entre popular y masivo .

La obra de Yupanqui ha influido decisivamente , por lo menos , la obra de tres próceres de Hispanoamérica : Joan Manuel Serrat , Alfredo Zitarrosa y Silvio Rodríguez . Sin contar fascinaciones más epidérmicas como la de Edith Piaf (fascinación que le abrió a Atahualpa las puertas más sofisticadas de París) o , más acá , la de las figuras del llamado neo folk Devendra Banhart y José González . Es que , a pesar de la concentración temática de su obra , Yupanqui se extiende a través del tiempo en un caleidoscopio : cada cual tiene el Atahualpa que quiere . El de protesta (Minero soy) , el político (El arriero) , el paisajista (Chacarera de las piedras) , el zen (El cielo está dentro de mí) , el poeta , el compositor , el guitarrista .

Si bien su filosofía poética se condensaba , como en Borges , en tres o cuatro temas , lo desvelaban muchas y variadas manifestaciones de la cultura . El punto de partida era la vida cotidiana del paisano -su soledad , su silencio , las tristezas - cuya esencia había escudriñado en los primeros años de Pergamino . Pero enseguida , a los 13 años , completó ese embelesamiento por las cifras , los estilos y las milongas que hablaban de las penurias de las tareas de campo con la biblioteca . Y matizaba los poetas del siglo de oro español ( Góngora , Lope de Vega , Quevedo ) y Cervantes con la filosofía de Nietzsche y Shopenhauer ; sacaba los arpegios lentos de los peones y se maravillaba con las demostraciones de música clásica de su maestro de guitarra , Bautista Almirón : "La guitarra de Almirón llenaba la casa y los rosales del patio con los preludios de Fernando Sor , de Costes , con las acuarelas prodigiosas de Albéniz , Granados , con Tárrega , maestro de maestros , con las transcripciones de Pujol , con Schubert , Liszt , Beethoven , Bach , Schumann . Toda la literatura guitarrística pasaba por la oscura guitarra del maestro Almirón , como derramando bendiciones sobre el mundo nuevo de un muchacho del campo , que penetraba en un continente encantado , sintiendo que esa música , en su corazón , se tornaba tan sagrada que igualaba en virtud al cantar solitario de los gauchos " , escribió .

Fue peregrino de caminos y también de libros . En el arco que va del testimonio de El payador perseguido a la reflexión de Del algarrobo al cerezo (que narra su deslumbramiento por la cultura oriental y por Japón en particular ) late su vida . Nació en Campo de Cruz , partido de Pergamino , el 31 de enero de 1908 . Hijo de un ferroviario con sangre indígena y una ama de casa de origen vasco ( " llevo en mi sangre el silencio mestizo y la tenacidad del vasco " ) , el empleo de su padre fue la primera causa de su nomadismo . Cada cambio de destino significaba un nuevo paisaje . Después de la muerte de su padre ( se suicidó en circunstancias que nunca se aclararon del todo ) Atahualpa Yupanqui acumuló geografías y oficios : fue hachero , arriero , " entregador de telegramas " , oficial de escribanía , periodista ; vivió en Córdoba , Tucumán , Entre Ríos , Buenos Aires , Uruguay , París ...

Su pasión por la política fue decreciente . Apoyó a Hipólito Irigoyen y más tarde , se afilió al Partido Comunista . Fue perseguido por el primer peronismo e incluso , " por comunista y guitarrero ", un policía tiró en una comisaría una máquina de escribir sobre su mano derecha ( sin saber que era zurdo ): la agresión no tuvo consecuencias inmediatas , pero a la vejez esa mano se le puso peor y debió ralentar su manera de tocar .

Por esos años publica su primera novela , Cerro Bayo , sobre una parejita coya . En los 50 el P. C . le organiza una gira por Europa del Este y , al regreso, descubre París. Empezaría una relación de ida y vuelta con Europa . Durante la década del 60 es incluído en lo que se llamó " la canción de protesta ", un mote que detestaba . París se transforma en su patria adoptiva, potenciado por el amor de la mujer de su vida , la franco- canadiense Nenette , pianista clásica , que con el alias de Pablo del Cerro compuso varios temas junto a su marido . Sus detractores lo criticaban por vivir en Francia ; Atahualpa decía con pragmatismo que París era la capital del mundo y que " mi patria está en la guitarra ". Cuando podía, volvía a su casa de Cerro Colorado donde lo esperaba su caballo , un zaino llamado El Extraño .

Ayer, en esa misma casa , le realizaban un homenaje que se extiende hasta hoy con Jairo , Juan Falú y Alberto Muñoz , entre otros ; en Pergamino se pondrá la piedra fundamental de una escultura ; José Ceña -uno de los músicos más estudiosos de Yupanqui - acaba de editar el notable Canciones del mensajero , consagrado a su obra. Cosquín inauguró el año yupanquiano con menciones y homenajes en cada una de las nueve noches . Y los tributos siguen .

En tanto , en un subte porteño de la línea D , un muchacho con charango y sikus toca casi todos los atardeceres El arriero . Antes lo presenta : " Voy a tocar un tema de Divididos " . En esa ignorancia se cumple el anhelo de Yupanqui . El tema ya no pertenece a nadie , está disuelto en el chirrido metálico del subte , en el ahínco de un muchacho que hace música por monedas . Otra vez , la diferencia entre lo popular y lo masivo .

Esa , la del subte , es la singular vigencia que sostiene a Yupanqui . Esa fue su misión en la tierra . Misión cumplida .

Los dos exilios uruguayos

Yupanqui pasó dos extensos períodos en Uruguay . La primera vez fue en 1932 cuando, tras participar de una rebelión frustrada en apoyo a Hipólito Yrigoyen , eligió Uruguay para exiliarse . Se dirigió a la capital , pero Montevideo , al igual que Buenos Aires , le pareció una ciudad que tenía demasiados prejuicios como para detenerse a escuchar el canto de un paisano . En El canto del viento , que editaría años después , escribió: " Escucho a jóvenes cantores de hermosa voz y simpática apariencia que andan por ahí, entonando cantares de Brasil , de Argentina , de México , de Chile . No está mal , pero está mal . Es que no se han hechos amigos del viento. (...) . Y han de pasar por la tierra, sin haberla traducido " .

Un poco por eso fue que salió a recorrer el " otro Uruguay ", el del interior , en el que sí deambulaban guitarreros y poetas consustanciados con su pueblo . Marcado por la hospitalidad del pueblo uruguayo en los momentos difíciles que pasaba , el cantor dejó vívidas imágenes de aquellos días a través de una bellísima composición llamada Poema para un dulce nombre .

A mediados de la década del 40 , con Perón en el poder , se radicó nuevamente en Uruguay , donde por primera vez cantó en otro idioma. " Entoné La Marsellesa -recordó después - . Es lo único que acepto cantar en francés , fue en Montevideo , en agosto del 45 , cuando se anunció la liberación de París . La canté -un poco a los tumbos - junto a todos los franceses que estaban en Uruguay en esos momentos " .

Zitarrosa y Viglietti , en condición de cronistas , lo entrevistaron para varios medios . Y muchas veces , pese a no ser hombre propenso a los elogios , destacó la dimensión que, como poeta popular , alcanzó Osiris Rodríguez Castillos .



Guillermo Pellegrino ( Corresponsal en Uruguay )

Un artista que fue grande entre los grandes

Yupanqui tenía una personalidad sumamente curiosa . Y una apertura mental sorprendente . Si bien era terminante en sus conceptos , siempre los vertía después de haber ahondado en el asunto . No era , en general , prejuicioso . Tenía una relación con el tango bastante especial . En sus primeros viajes a la Capital tuvo la oportunidad de ir a ver un concierto de Carlos Gardel . Fue , dijo mucho tiempo después , una experiencia inolvidable . En la década del 40 trabó cierta amistad con Aníbal Troilo y hasta llegaron a compartir algún escenario y programa de radio . Marcaba una gran diferencia entre el tango y el folclore en cuanto a la letrística , " Mire – decía - , el paisano esconde su sufrimiento . Tiene una fuerte noción del pudor... Cualquier día un compadre va a decir: Cerrando los ojos me puse a llorar... Se hace degollar primero . En el tango se llora con mucha facilidad " .

En Francia también tuvo oportunidad de codearse con la " crema parisina " . Frecuentó a Henri Matisse y a Paul Eluard y a través de llos a Edith Piaf . Contaba : " La conocí en la casa de Eluard . Después de cenar , toqué la guitarra . Me estaba quedando sin monedas para el hotel y Piaf tuvo gestos maravillosos . De pronto aparecieron unos afiches que decían : Edith Piaf cantará para usted y para Yupanqui. ¡Estaba en la cima de su fama y quería compartir un show conmigo , que era un negrito que se escondía detrás de la guitarra! "

A partir del espaldarazo de El Gorrión de París , Yupanqui firmó contrato con el prestigioso sello Chant du Monde y editó Minero soy , disco emblemático de lo que se llamó " la canción de protesta ".
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